Subí las escaleras de piedra hasta llegar a la inmensa puerta de madera de la biblioteca.
Entré y lo primero que sentí fue el olor de los miles de libros que había en ella. Me encantaba este lugar.
Después del bosque, este era mi segundo lugar favorito.
No sabía con certeza si Matt estaría allí, pero algo me decía que así era.
Saludé a Charlotte, la bibliotecaria y me puse a buscar a Matt por la inmensidad de pasillos y mesas que allí había.
Finalmente le encontré.
Estaba de espaldas a mí, sentado en una silla, pero era totalmente inconfundible.
Me acerqué por detrás y miré por encima de su hombro el libro que estaba leyendo.
Él se giró y cerró el libro.
Me sobresalté, ya que no había hecho ningún ruido y no sabía cómo podía haberle alertado de mi presencia.
-¿Cris?
-Hola, Matt.
Sonrió.
-Vaya, qué sorpresa. Esto no me lo esperaba.
-Soy una caja de sorpresas, ya ves-dije, sentándome en la silla vacía que había a su lado.
Miré entonces la portada del libro.
"_____ a través del tiempo."
Él se percató de que lo estaba mirando.
-Ya te dije que me interesaba mucho la historia de este pueblo.-dijo, a modo de explicación.
-Pero, ¿hay algo en ese libro que tú no sepas ya?
Él rió.
-Aunque no lo creas sí, hay cosas que no sabía.
-¿Cómo qué?-dije, apoyando la cabeza en una mano.
-Como que por ejemplo, mi casa era antes un castillo el cuál se incendió.
-¿Qué? ¿De verdad? ¿Por qué?
-Fueron los aldeanos. Temían al señor del castillo.
-¿Y quién era el señor? ¿Qué les hacía para que le temieran?
Sonrió.
-¿De verdad estamos perdiendo nuestro maravilloso tiempo en hablar de gente muerta mucho tiempo atrás?
Le sonreí a mi vez.
-Tienes razón.
-Voy a dejar el libro y nos vamos a dar una vuelta, ¿vale?
-Vale.
Estuvimos dando vueltas por el bosque y acabamos en el mismo prado que me mostró ese día.
Me quedé mirando el acantilado y lo señalé.
-Algún día, quiero subir ahí arriba.
-¿De verdad? Sé como llegar.
-¿Me hablas en serio?
Asintió.
-Un día podríamos hacer una excursión y subir.
-Me encantaría.
Acabamos de nuevo en el mismo bar donde estuvimos tomando algo y allí estuvimos hasta que pensé que sería conveniente volver a casa, ya que antes tenía que pasarme a por Claudia.
-Puedo ir sola, de verdad.
-Pero yo no voy a dejar que vayas sola por el bosque. ¿Tú sabes que hay osos e incluso lobos?
-Lo de los lobos ya lo sabía, los oigo aullar a veces, pero lo de los osos es nuevo. Además, los lobos no atacan a las personas.
-No me importa, voy contigo igualmente sino, no me quedaré tranquilo.
La que no estaba tranquila si venía él era yo. No sabía si Niall estaría de nuevo en la ventana, con esa mirada suya.
Un escalofrío me recorrió entera.
Unos minutos antes de llegar a casa de los chicos llamé a mi hermana para decirle que ya estaba allí y que podía salir.
Nos encontramos con ella unos metros antes de llegar a la casa.
Fuimos todo el camino hablando.
Al despedirnos, Matt prometió que nos veríamos pronto, más pronto de lo que yo creía.
Claudia y yo comentamos un rato lo que habíamos hecho esa tarde antes de entrar en casa.
-¿Y Niall cómo estaba?
-¿Niall? Pues tranquilo, no sé, normal.
Gruñí.
Así que lo que fuera que le pasaba era conmigo.
-¿Por qué?
-Oh, por nada.
-Cris...
-Pregunté porque sólo cuando estoy yo pone esa cara de agrio y tiene esa mirada de querer matarme a cada segundo. Quería comprobar si era así siempre, pero veo que sólo es conmigo.
Entramos en casa y les contamos a nuestros padres lo que "habíamos" hecho en la biblioteca.
Cenamos con ellos y después subimos a nuestros cuartos. Mientras entraba en el mío vi por el rabillo del ojo que mi hermana se llevaba el móvil a la oreja.
Apostaría mi brazo izquiero a que iba a llamar a Harry.
Cerré la puerta tras de mí y puse algo de música aunque bajita, no quería molestar a mi hermana si en verdad estaba hablando por teléfono.
Destapé el cuadro y lo miré.
Ya casi estaba terminado. Niall estaba pintando a la perfección, tal y como recordaba haberle visto aquella noche, me faltaba acabar el fondo y ya estaría completo.
Pero luego, ¿dónde lo pondría? ¿Y si mis padres lo veían? Reconocerían en él al chico que me trajo a casa y al que mi padre prometió matar si le veían cerca de mí.
Suspiré.
¿Y si se lo daba a Niall? Quizá así no quisiera matarme... O al menos que quisiera matarme menos. No, no podía dárselo, seguro que se tomaba a mal que le hubiera pintando.
Bueno, primero acabaría el cuadro y después vería qué hacía con él.
Me dormí escuchando a Matt tocar el piano, ya que lo había grabado con el móvil la última vez que estuve en su casa.
La mañana siguiente, sorprendentemente, amaneció soleada. La nubes cubrían el cielo, pero aún así el sol lucía alto en él.
Estuve acabando el cuadro durante la mañana. Momentos antes de que mamá me llamara para que bajara a comer, di la última pincelada al cuadro y lo examiné.
Parecía una foto, estaba perfecto.
De verdad parecía que Niall me miraba y, por primera vez, no había esa rabia que siempre veía en sus ojos.
Comimos todos juntos y después subí de nuevo a mi cuarto pero antes de entrar, mi hermana me interceptó.
-¿Irás hoy a la biblioteca?
-Mm, aún no lo sé. Es posible, ¿por qué?
-Oh, por nada.
-Ya, claro, quieres salir, ¿a qué si? Y no me digas, quieres ver a Harry, ¿verdad?
-No sólo quiero verle a él.
-Sí, claro, qué me vas a decir... Bueno, pues aún no lo sé, pero es muy seguro.
-Vale, perfecto.
Entré en mi cuarto y vi que el cuadro ya estaba completamente seco y, por tanto acabado. Vale, ya estaba terminado, ¿y ahora qué hacía con él?
Claudia entró en mi habitación.
-Ah y Cris, ¿sabes más o menos cuándo...? ¿Ya has terminado el cuadro?
-¿Qué? ¡No, no!
Me puse delante del cuadro, tapándolo con mi cuerpo, para que no lo viera.
-Oh, vamos Cris, déjame verlo, no me importa que no esté acabado.
-Que no, no, que está mal, me ha salido muy mal...
-Anda no seas tonta, quiero verlo.
-¡No!
Pero me apartó.
Su cara fue un verdadero poema.
-Pero si es Niall...
-Sí-dije, sentándome en mi cama y mirando hacia otro lado.
-Y está... Está... Es como si...
-Como si él estuviera ahí de verdad sí, lo sé.
-¿Por qué le has pintando a él?
-No lo sé-dije, encogiéndome de hombros.
Suspiré.
-Pero no se lo digas, ¿vale? Si él lo supiera, no sé... No sé qué haría.
-Yo creo que le gustaría mucho.
-No sé qué hacer con el cuadro, como lo vean papá y mamá...
-Mm, es verdad.
-Bueno, has entrado aquí preguntándome algo.
-Ah, sí. Quería preguntarte más o menos la hora a la que tienes pensando ir a la biblioteca.
-Ah, no sé, sobre las seis, más o menos.
-Vale, bien.
Y salió de mi cuarto, dejándome sola con mis pensamientos sobre el cuadro.
¿Y si lo ponía detrás de la puerta? Mis padres raramente entraban en mi cuarto, pero aunque entraran jamás se les ocurriría mirar detrás de la puerta.
No cabía detrás de la puerta y se me acababan los sitios donde podía ponerlo, así que en vez de seguir desesperándome pensando en eso, le eché la tela por encima y me senté frente al ordenador, ya que hacía mucho que no me ponía al día.
Para hacer algo de tiempo hasta las seis, hora a la que iría a la biblioteca, ya lo había decidido, me puse a ver algún que otro capítulo de mi serie favorita Sobrenatural.
Quedaban menos de diez minutos para las seis y al capítulo le quedaban cuatro minutos cuando oí un ruido proveniente de la ventana, que hizo que me sobresaltara.
Lo dejé pasar y seguí a lo mío, pero el sonido, esta vez más fuerte, volvió a repetirse.
Miré hacia la ventana en el mismo momento en el que vi que una piedrecita se estrellaba contra el cristal y producía el mismo sonido que me alarmó antes.
Me levanté y fui hacia la ventana, abriéndola, y me asomé.
Lo que vi debajo me sorprendió.
-¿Niall?
-El mismo.
Y ahí estaba Niall, vestido con unos vaqueros, una camiseta roja y zapatillas rojas.
-¿Qué haces aquí?-pregunté, apoyándome en el alfeizar de la ventana.
-Quiero hablar contigo.
-¿Y qué si te digo que yo no quiero hablar contigo?
-Pues yo te digo que entonces no me voy de aquí.
Puse los ojos en blanco.
-Está bien. Vamos, habla.
-Eh, no. Baja aquí conmigo para que podamos hablar.
-¿Estás loco? No puedo bajar. Si mi padre te ve, te mata.
-Nadie ha dicho que tenga que verme. Dile que te vas con tu amigo y ya está.
-No puedo decirle eso. Matt me prometió que hoy nos veríamos. ¿Y si viene a buscarme mientras no estoy y yo les dije que estaría con él?
-Pues entonces que no se enteren. Dile a Claudia que se invente una buena excusa.
Suspiré.
Aquello era exasperante.
-Está bien. Dame unos minutos, tengo que vestirme.
-¿No estás vest...?
-Estoy en pijama. Y ahora espérate ahí.
Me aparté de la ventana y fui al cuarto de mi hermana.
La encontré tumbada en su cama, con los cascos puestos y escribiendo algo en el móvil.
Si lo que os digo, seguro que estaba hablando con Harry...
Se quitó los cascos al verme entrar.
-¿Qué...?
-Necesito tu ayuda.
-Oh, bueno, habla.
-Niall está ahí afuera. Quiere hablar conmigo y yo necesito salir con él sin que papá y mamá lo sepan. No sé si Matt vendrá a buscarme hoy, espero que no, ya que si no me habría avisado, siempre lo hace cuando viene a buscarme, así que necesito que papá y mamá crean que sigo aquí en casa...
-¿Qué Niall está fuera? ¿Y quiere hablar contigo? Lo que a mí me parece raro es que tú quieras hablar con él. ¿Pero no os odiábais?
-Algo así pero qué más da, ayúdame, por favor.
Frunció el ceño mientras pensaba.
-Mm, puedo decirles que nos vamos a encerrar en mi habitación a ver unas cuantas películas. Ya sabes lo que odian que les interrumpamos cuando ellos están viendo alguna película, no nos interrumpiran.
-Sí, eso valdrá, espero. No tenemos nada mejor. Gracias, Claudia, de verdad.
-Anda, vete a vestir, porque no creo que vayas a ir en pijama.
Salí corriendo a mi cuarto mientras le daba las gracias de nuevo y, en unos cuantos minutos me aseé y cambié mi pijama por esto:

Una vez vestida, me asomé por la ventana para comprobar si Niall seguía estando allí.
-Wow, sigues ahí.
-¿Acaso lo dudabas?
-Pues sí, para serte sincera. Bien, estoy vestida y ya tengo una coartada, ahora sólo me queda el cómo voy a salir por la puerta sin que mis padres me vean.
-Sal por la ventana.
-¿Qué? Definitivamente tú estás mal de la cabeza. Me caeré.
-No creo, pero por si acaso, yo me pondré debajo-dijo, extendiendo los brazos.
Enarqué una ceja.
-Confía en mí, si pasa algo, yo te cojeré.
Fui a decirle que como iba a confiar en alguien que dijo querer matarme pero decidí no decir nada.
-Oh, vale está bien pero como me caiga y me muera, me convertiré en fantasma y te atormentaré por toda la eternidad.
-Correré el riesgo.
Saqué el cuerpo por la ventana y apoyé los pies en la canaleta, después descendí por la tubería de esta, pero cuando ya casi iba a alcanzar el suelo, me escurrí y él, como prometió, me atrapó al vuelo.
-¿Qué te dije, eh?-dijo, dejándome en el suelo.
-Vaya, gracias.
-Y ahora vamos, antes de que alguien nos vea.
Su fría mano aferró mi brazo y tiró de mí.
-¿Adónde me llevas?
-¿Por qué lo preguntas con miedo?
-Yo no tengo miedo.
Sonrió.
-No has contestado a mi pregunta.-dije.
-Ni tú a la mía.
-Ya te dije que no tengo miedo.
-¿Estás segura de eso? Creo que lo que deberías decir es "no te tengo miedo".
-Tú no me das miedo.
-Bueno es saberlo.
-Y ahora yo quiero saber adónde voy.
-Al bosque, donde nadie pueda molestarnos.
-¿Podrías dejar de tirar de mí? Gracias-dije, zafándome de su agarre.
-Eh, relájate.
-Es díficil relajarme sabiendo que me estoy internando en el bosque con la persona que una vez expresó claramente su deseo de acabar con mi vida.
Se paró y me miró.
-No voy a hacerte daño.
-Ah, ¿ahora has cambiado de parecer? ¿Ya no te apetece matarme? ¿Lo de matar gente son venazos que te dan que vienen y van?
-Nunca quise matarte.
-¿Ah, no? Pues eso no es lo que dijiste ese día. Y eso no es lo que tus ojos dicen cada vez que me miras.
-Una cosa es que yo no quiera matarte y otra muy distinta el que no pueda evitar hacerlo.
-¿Qué? ¡Esto es buenísimo, vamos! ¿A qué te refieres con eso, eh? ¿Para eso me has traído aquí? ¿Para matarme dónde nadie te vea?
Él negó con la cabeza y alzó las manos para detenerme.
-Te he traído aquí porque aquí mismo fue donde nos conocimos.
Examiné el sitio donde nos encontrábamos y lo reconocí. Ese árbol tirado en el suelo... Era el lugar donde me trajo cuando echó a correr conmigo al hombro.
-Empezamos con mal pie, así que quiero empezar de nuevo. Para ello te traje aquí, donde todo empezó.
Le miré.
-¿Estás dispuesta a olvidar todo lo ocurrido antes y empezar de nuevo?
-¿Olvidar sería no dar respuestas a todas las preguntas que te hice?
-Olvidar sería empezar desde el principio.
Y me tendió una mano.
Enarqué una ceja.
-¿Olvidas?
La agarré la mano.
Estaba terriblemente fría.
-Olvidaré.
Movió nuestras manos arriba y abajo, en una especie de saludo.
-Soy Niall, encantado.
Sonreí.
-Cris, un placer.
Cuando me soltó la mano la metí en el bolsillo trasero del pantalón, ya que se me había quedado helada.
Nos sentamos en el árbol y empezamos a hablar.
Bueno, él me tuvo que ayudar a subir, ya que yo no era capaz de subir por mí misma.
-Sé muy poco de ti.
-Pregunta. ¿Qué quieres saber?
Fruncí los labios mientras pensaba.
-Mm... ¿Qué edad tienes?
-Diecinueve.
-¿Qué? ¿En serio? ¿Tienes mi edad?
-Sí. ¿Es qué acaso no lo aparento?
-No mucho, a decir verdad. Vale... ¿Por qué tu acento suena tan diferente del de Liam, Louis y demás?
-Será porque soy irlandés.
-¿Qué?
-No me digas, tampoco lo aparento.
-No... Sí... No sé.
Rió.
-¿De qué conoces a los demás?
-Bueno... Me mudé de Irlanda a Londres y conocí a los chicos en el instituto. Ya sabes, lo normal.
-Oh, sí, claro. ¿Y cómo habéis llegado a __________ uno de los pueblos más aburridos, muertos y nublados del mundo?
-Digamos que escapámos de algo.
-¿De la ajetreada vida en una ciudad?
Me miró.
-Sí, más o menos algo así, sí.
-¿Y tu familia? ¿Cuándo los ves?
Miró hacia el suelo.
-No los veo.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Digamos que no me consideran el mejor hijo del mundo.
-Oh, vaya. ¿Cuándo fue la última vez que los viste?
-Irá para un año.
-¿Y no les echas de menos? ¿No te gustaría verlos?
-Si ellos no quieren verme, no seré yo quién les obligue a hacerlo.
Me quedé callada, sin saber qué decir.
Quizá había tocado un tema que no tenía que tocar.
Levantó la mirada del suelo y me miró.
-Eh, te has quedado callada. ¿Ya no hay más preguntas?
-Siento si he tocado un tema algo delicado.
-No pasa nada, de verdad. ¿En serio ya no tienes más preguntas? Me estaba gustando esto de sentirme entrevistado.
-No se me ocurre ahora ninguna, cuando vayan surgiendo, te las diré.
Se bajó de un salto del tronco y me tendió las manos para ayudarme a bajar.
-Andemos. Me dolía todo de estar ahí sentando.
Asentí y acepté su ayuda para bajar.
Echamos a andar y ahora le tocó preguntar a él.
-Ahora es mi turno de entrevistar.
Sonreí mientras esquivaba una rama que sobresalía del suelo.
-Pues dispara, vaquero.
-Mm... ¿Cómo llegaste tú al...? ¿Cómo era? ¿El pueblo más nublado, aburrido y...?
-Y muerto.
-Eso, y muerto.
-Pues llevo toda mi vida aquí. Desde generaciones antiquísimas mi familia lleva aquí asentada.
-¿Y no has pensando nunca en salir de aquí? ¿En ir a un pueblo más soleado, más divertido y más vivo?
-Sí, pero no he tenido oportunidad de irme. Mis padres nunca salen del pueblo, así que... ¿Quién me llevaría fuera? ¿Tú?
-Quizá, si se presenta la ocasión.
Seguimos andando por el bosque en silencio hasta que se le ocurrió otra pregunta.
-¿Estudias o trabajas?
Reí.
Qué pregunta tan típica.
-Ni lo uno ni lo otro. Terminé mis estudios este año y, de momento, en este pequeño pueblo, no he encontrado nada que me llame la atención.
-¿Y qué te gustaría hacer? Quiero decir, ¿en qué te gustaría trabajar?
-Pues... Me gustaría ser bailarina. Pero eso es muy díficil y viniendo de un pueblo tan pequeño... Tengo pocas posibilidades de darme a conocer.
-Bueno, eso nunca lo puedes saber.
Seguimos caminando y llegamos al prado donde solía venir con Matt.
-Aquí suelo venir con...
-Matt.
Le miré.
-¿Cómo lo supiste?
-Me lo imaginé.
Atravesamos el prado.
-¿Qué tal la relación con tu hermana?
-Oh, pues bien, muy bien. Aparte de ser mi hermana, es mi mejor amiga.
-¿No tenéis ambas más amigos? ¿Salís con alguien más?
-No, no. No tenemos mucha más gente conocida. La gente de aquí... Nos considera raras.
-¿Qué? ¿Por qué?
Me encogí de hombros.
-No lo sé. Pero sé que es así.
-Si te sirve de consuelo, yo no os considero raras.
-Gracias.
-No hay nada que agradecer. Y ¿tienes algún hobbie o algo así?
-Bueno, aparte de bailar, lo que más me gusta es pintar.
-¿Y qué pintas?
-Cuadros.
-¿Y se te da bien?
-Eso dicen.
-¿Podré ver algún día alguno?
-Sí, claro.
-¿Qué es lo último que has pintando?
Le miré.
¿Debería decirle que le pinté a él?
-Pues... Una puesta de sol.
-Aw, qué bonito. Ese tengo que verlo.
-Cuando quieras.
Me dejé caer sobre una piedra, suspirando.
-¿Qué te pasa?-dijo, apoyándose sobre un árbol.
-Estoy algo cansada. Estoy acostumbrada a andar, pero tú andas demasiado deprisa.
-Si me lo hubieras dicho, me hubiera frenado un poco. No me di cuenta.
-No importa.
Estaba todavía un poco confundida. ¿Cómo el Niall que soñaba con asesinarme se había convertido en el adorable y preocupado Niall que ahora tenía ante mis ojos? No entendía como una persona podía dar un cambio tan grande... Y menos en tan poco tiempo.
Miró al cielo, el cual empezaba a oscurecer.
-Se hace tarde. Deberías volver o quizá tus padres se enteren de la verdad y nos maten tanto a ti como a mi.
-Está bien-dije, levantándome de la piedra.
-Si para ti es mucho trabajo el volver andando, yo puedo llevarte.
-¿Estás de broma, no? No serás capaz ni de dar dos pasos conmigo encima.
-Creo que te has olvidado de que yo te llevé en brazos hasta tu casa ese día...
-Bueno Niall, es que tú me has dicho que olvidara todo eso y te he hecho caso. ¿En qué quedamos, en que lo olvide o que no? Aclárate.
Rió.
-Olvídalo. Te llevaré.
-No, no lo harás.
-Ah, ¿qué quieres ir andando? Te aviso, voy a seguir andando igual de deprisa...-dijo, avanzando.
-¡Espera, espera!-dije, corriendo tras él.
Él se paró y me miró.
-Está bien. Llévame.
-Ahora no quiero. Perdiste tu oportunidad.
-¡Por favor!
-Bueno... Vale.
Me subí a su espalda y le pasé los brazos por el cuello. También le rodeé la cintura con las piernas.
-¿Estás bien agarrada? ¿Tienes puesto el cinturón?
Reí.
-Sí, venga, vamos, echa a andar.
-Allá que voy.
Y avanzó.
Su cuerpo estaba frío, podía sentirlo bajo la camiseta.
-¿No tienes frío? Estás congelado.
-¿Eh? Ah, no. Soy así.
-Ah, bueno, vale... ¿Cuánto crees que tardaremos en llegar a casa?
-A la tuya, media hora quizá, a la mía, diez minutos más.
-No deberías ir solo por el bosque. Hay lobos y osos.
-Oh, ahora te preocupas por mí.
-Pues sí.
-No me pasará nada.
-Aún así, me gustaría saber que llegas bien.
-Llámame luego.
-No tengo tu número.
-No te molestarte en pedírmelo.
-Me hubieras matado si lo llego a hacer.
-Ah, es posible...
Nos reímos los dos.
Metí la mano en el bolsillo y saqué el teléfono.
-Venga, dímelo.
Y me lo dijo.
Lo llamé y su móvil comenzó a vibrar.
-Ahí tienes tú mi número-dije, guardando de nuevo el móvil en el bolsillo.
-¿Te importa si voy algo más rápido?
-¿Qué? Ah, no, claro.
-Bien.
Y echó a medio correr.
¿Cómo podía correr así a tanta velocidad...Si ni siquiera estaba corriendo?
Distinguí entonces la parte trasera de mi casa.
-¿Cómo has hecho...?
-Antes hacía atletismo. Ya sabes, hay que correr muy rápido.
-Oh.
Se detuvo bajo mi ventana, la cuál había dejado estratégicamente abierta y me bajé de encima suya.
-¿Y ahora cómo subo?
-Fácil, como antes bajaste, subes.
-Claro, qué fácil es decir eso para un atleta como tú...
Subiendo por la tubería y haciendo uso de todo lo aprendido en mis años de baile, conseguí subir y entrar por la ventana, no sin algo de esfuerzo.
Me asomé a la ventana y le vi abajo.
-¿Estás seguro que no quieres que te acompañe?
Se rió.
-Claro y luego te acompaño yo, tú a mí otra vez... Y así toda la noche. Sí, estoy seguro, sí.
-Bueno, pues... Gracias, supongo. Fue agradable hablar contigo.
-Gracias a ti por dignarte a bajar por la ventana y hablar conmigo. Pensé que me costaría algo más de esfuerzo. Bueno, me voy. Ya nos veremos, si quieres.
Ya se iba cuando le llamé.
-¡Eh, Niall!
Se giró.
-¿Se volverá esto a repetir otro día?
-Sólo si tú quieres.
-Quiero.
-Bien, entonces.
-¿Vendrás a verme mañana?
-También podrías venir tú. Sabes donde vivo. Hace mucho que no nos visitas allí. ¡Adiós, Cris!
Se despidió con la mano y se internó en la oscuridad del bosque.
¿Llegaría bien? ¿Le pasaría algo? Dios por favor que nada le ocurriera.
Cogí el móvil.
"Por favor, ten cuidado. Cuando llegues dame una señal de que sigues vivo".
Y se lo envié.
-Niall-
En cuanto estuve seguro de que ella no podría verme, eché a correr.
Sonreí.
¡Esto había salido a pedir de boca!
Quería que la viera mañana.
A este paso, "Matt" podía despedirse de verla más veces.
El plan salía bien.
El móvil me sonó, así que me detuve y lo miré.
"Por favor, ten cuidado. Cuando llegues dame una señal de que sigues vivo".
Reí.
Debían darme un óscar de esos de la academia al mejor actor. ¡Lo poco que había conseguido con tan sólo una tarde! De verdad estaba preocupada por mí.
Metí el móvil en el bolsillo y eché a correr hasta que llegué a casa.
Entré y busqué a los chicos.
-¡Eh, Niall! ¿Qué tal?
-¿Qué tal te fue?
Yo reí.
-Mejor no pudo ir. Sólo tuve que pedirle dos veces que hablara conmigo para que lo hiciera. Lo estaba deseando, lo sé. Y lo demás, bien. Accedió pronto a olvidar lo demás cuando le dije que quería empezar de cero con ella y sólo tuve que contarle un par de cosas y darle algo de pena para que confiara plenamente en mí.
Me dijeron que continuara.
-Le hice unas cuantas preguntas para que creyera que me preocupaba por ella e incluso me llevó al prado. No hay duda de que sabe dónde está, porque fue inconscientemente. Y ya terminé de ganármela cuando la llevé a caballito a casa.
Harry me pasó el brazo por los hombros.
-Si es que aprendiste del mejor, Niall. ¡Chócala!
Y le choqué.
-No debemos canta victoria aún-dijo Liam-Matt aún sigue en su vida. El que está en segundo plano eres tú.
-Por el momento Liam, por el momento. Un par de tardes más como esta y la tendremos aquí todos los días para verme, muriéndose por mí y diciendo "¿Matt? ¿Eso qué es?".
-Bueno, bueno, ya veremos.-dijo Liam.
-Sólo esperamos que no haya ningún fallo en el plan.-dijo Zayn.
-¿Cómo cuál? El plan es perfecto, no puede fallar.
-Como que tú te enamores de ella, también.
-Zayn, yo enamoro, no me enamoran. Ese es el plan.
-Ese es el peligro de este plan, querrás decir.
-End-
Fui corriendo a la habitación de mi hermana y vi que estab viendo una película en el ordenador.
-¡Cris, ya estás aquí! Y viva, por lo que veo. ¿Qué tal te fue?
-Oh, pues Claudia no te lo vas a creer pero... ¡Fue genial! Al principio tenía algo de miedo porque no sabía si me iba a asesinar, pero luego hablamos y hablamos y... Fue genial.
-¿Quedaréis más veces?
-¡Sí! Seguramente mañana. Aunque espera... ¿Y Matt?
-¿Y qué más da Matt? Si mañana vas a ver a Niall, yo podré ver a los chicos. Piensa también en mí.
-Oh, sí tienes...
Llamaron al timbre de la puerta y al mismo tiempo me sonó el teléfono.
Bajé a ver quién era mientras miraba el móvil.
"¡Misión cumplida! Llegué sano y salvo. ¿Ves? ¡Y tú lo dudabas! Gracias por esa confianza depositada en mí, eh, haha.¿Nos veremos entonces mañana? ¿Te acercarás a vernos?"
Suspiré con alivio.
Niall estaba bien.
-¡Hombre Matt! ¿Cómo tú por aquí, muchacho?-dijo mi padre.
Levanté la cabeza y vi a Matt en la puerta.
-Pues ya ve, señor, aquí estoy.
-¡Matt!-dije avanzando hacia él, apartando a mi padre de en medio y abrazándole.
-Vale, vale hija si querías que me quitara me lo podías a ver dicho.-dijo mi padre.
-¿Qué haces aquí?-le pregunté mientras guardaba el móvil en el bolsillo, olvidando contestar a Niall.
-Bueno, un día me dijiste que me quedara a cenar y hoy podía y... Aquí estoy.
-Creí que querías que cenáramos solos.
-Sí, pero primero tu padre tendrá que conocerme algo antes para decidir si me deja o no llevarte a cenar.
-Eres de la vieja escuela, ¿no?-le preguntó mi padre.
-Sí, así es. Algo así, podría decirse.
-Estupendo, pues, ¡pasa, pasa!
Matt y mi padre estuvieron hablando en el salón mientras Claudia y yo ayudábamos a mamá a hacer la cena.
-Hija mía, ese chico es ideal. Me gusta para ti.
Yo reí.
A la hora de cenar, él se sentó a mi lado.
Las miradas entre mis padres eran algo así como "¿Qué hacemos? ¿De qué hablamos? Tenemos al novio de nuestra hija en la mesa". Pero, por suerte para ellos, fue Matt quién sacó un tema de conversación en el que todos pudimos participar.
-¿Seguro que no quieres que te acompañe?
Él rió.
-Estoy seguro. Es muy tarde para que jovencitas como tú anden por el bosque solas.
-Ya, pero... Podría pasarte algo.
-O bien podría no pasarme nada.
-Sí, tienes razón.
-¿Te veré mañana?
-Quizá, no sé aún lo que haré.
-Bien, ya sabes donde estoy por si quieres encontrarme.
-Sí, ya lo sé-dije, sonriendo.
-Bueno, debo irme. Tendrás que descansar.
-Espera.
Le di un beso en la mejilla.
-Ahora sí puedes irte.
Sonrió.
-Hasta mañana, Cris.
-Adiós, Matt.
Cuando se fue, cerré la puerta y me subí a mi cuarto, pensando únicamente en la cena que habíamos tenido.
Sí, había pasado una gran tarde, pero Matt hacía que cada cosa, por pequeña que fuera, fuera especial, muy especial, para mí.
¡Eh! (: Aquí estoy yo, @Cris_Jbieber, con otro capítulo. Lamentamos la espera, pero eh, valió la pena. Este capítulo ha sido largo y ya conocéis el plan de Niall. ¡Al fin! ¿Qué opináis? Muchísimas gracias por leer, de verdad.
@Cris_Jbieber xx

