-Claro, papacito Niall siempre tiene que estar cuidando de nosotros.
-¡Cállate, Louis!-dijo este.
Nos quedamos entonces en silencio, roto únicamente por la fuerza con que las gotas de lluvia golpeaban las ventanas.
Entonces, Liam y Zayn aparecieron.
-No hay de qué alarmarse-dijo este último-Es un simple apagón producido por la tormenta.
Zayn y Niall intercambiaron una mirada, pero ninguno dijo nada.
¿Qué nos estaban ocultando?
-Cris... Me estás clavando las uñas en el brazo-dijo Louis.
-¡Oh, lo siento...! Es que no me gusta nada la oscuridad.
-Habrá entonces que encender unas velas, ¿no?-propuso Harry.
-¡Ah, Harry, tú siempre tan romántico...! ¿Para qué tienes un móvil con la aplicación "linterna", eh?
-Liam, ¿por qué no te callas?
Y los dos se rieron.
Yo no aguantaba más a oscuras, así que me levanté y empecé a andar, tanteando en medio de la oscuridad, intentando no golpearme con algún mueble o darme con la pared.
-Claudia, ¿dónde guardan mamá y papá las velas?-pregunté.
-¿Tú que pasa, que no vives en esta casa o qué?
-Joer, pero es que cada día las ponen en un sitio diferente...
-Cierto. Están abajo, en el sótano.
-¿Y por qué narices las ponen ahí? ¡Viva la inteligencia! ¿Cómo se supone que voy a bajar a por ellas sin ver nada?
-Ven, yo te acompañaré-se ofreció Niall.
Aunque me caía un poco mejor que ayer (al menos, hoy no había intentado matarme) no me fiaba. No podía olvidar la fría mirada que veía en sus ojos, como tampoco podía olvidar que había querido matarme y quién sabe si aún quisiera seguir haciéndolo, así que no me hacía mucha gracia internarme en la oscuridad con él.
Eché mano a mi móvil, que estaba en mi bolsillo, lo encendí y le iluminé la cara con la luz.
-No hace falta, ¿ves? Puedo ver.
-Mejor que no vayas sola.
-¿Por qué? ¿Qué puede haber abajo? ¿Un mapache que me muerda un pie, un ratón...? No les tengo miedo.
-Bueno, ¿vais a ir a por las velas o qué? Al final, cuando las traigáis, ya habrá vuelto la luz-dijo mi hermana.
-Vale, vale, ya vamos, ya.-dije-Ven, sígueme.
Yo iba delante, iluminando con la luz proveniente de la pantalla de mi móvil, aunque cómo sólo tenía 30 segundos de luz, se iba apagando.
-Cuidado-dijo Niall y, cogiéndome del brazo con una de sus manos, que estaba bastante fría, me apartó de la trayectoria de un paraguero tirado en el suelo.
-Gracias.
No respondió.
Llegué a la puerta del sótano y la abrí.
-Cuidado con las escaleras-le preví.
En un acto reflejo, cuando empecé a bajar por ellas, mi mano le agarró la manga del jersey.
Una vez que llegamos abajo, avancé unos pasos hacia el armario donde estaban las velas, cuando me tropecé con algo y casi me doy la leche del siglo sino llega a ser porque Niall me atrapó. ¿Cómo podía haber sido tan rápido y en medio de la más completa oscuridad?
-Eres un poco patosa, ¿no?-observó.
-Bueno, es que no puedo ver en la oscuridad, ¿sabes?
-Yo tampoco y no me tropiezo tanto como tú.
-¡Cállate, Louis!-dijo este.
Nos quedamos entonces en silencio, roto únicamente por la fuerza con que las gotas de lluvia golpeaban las ventanas.
Entonces, Liam y Zayn aparecieron.
-No hay de qué alarmarse-dijo este último-Es un simple apagón producido por la tormenta.
Zayn y Niall intercambiaron una mirada, pero ninguno dijo nada.
¿Qué nos estaban ocultando?
-Cris... Me estás clavando las uñas en el brazo-dijo Louis.
-¡Oh, lo siento...! Es que no me gusta nada la oscuridad.
-Habrá entonces que encender unas velas, ¿no?-propuso Harry.
-¡Ah, Harry, tú siempre tan romántico...! ¿Para qué tienes un móvil con la aplicación "linterna", eh?
-Liam, ¿por qué no te callas?
Y los dos se rieron.
Yo no aguantaba más a oscuras, así que me levanté y empecé a andar, tanteando en medio de la oscuridad, intentando no golpearme con algún mueble o darme con la pared.
-Claudia, ¿dónde guardan mamá y papá las velas?-pregunté.
-¿Tú que pasa, que no vives en esta casa o qué?
-Joer, pero es que cada día las ponen en un sitio diferente...
-Cierto. Están abajo, en el sótano.
-¿Y por qué narices las ponen ahí? ¡Viva la inteligencia! ¿Cómo se supone que voy a bajar a por ellas sin ver nada?
-Ven, yo te acompañaré-se ofreció Niall.
Aunque me caía un poco mejor que ayer (al menos, hoy no había intentado matarme) no me fiaba. No podía olvidar la fría mirada que veía en sus ojos, como tampoco podía olvidar que había querido matarme y quién sabe si aún quisiera seguir haciéndolo, así que no me hacía mucha gracia internarme en la oscuridad con él.
Eché mano a mi móvil, que estaba en mi bolsillo, lo encendí y le iluminé la cara con la luz.
-No hace falta, ¿ves? Puedo ver.
-Mejor que no vayas sola.
-¿Por qué? ¿Qué puede haber abajo? ¿Un mapache que me muerda un pie, un ratón...? No les tengo miedo.
-Bueno, ¿vais a ir a por las velas o qué? Al final, cuando las traigáis, ya habrá vuelto la luz-dijo mi hermana.
-Vale, vale, ya vamos, ya.-dije-Ven, sígueme.
Yo iba delante, iluminando con la luz proveniente de la pantalla de mi móvil, aunque cómo sólo tenía 30 segundos de luz, se iba apagando.
-Cuidado-dijo Niall y, cogiéndome del brazo con una de sus manos, que estaba bastante fría, me apartó de la trayectoria de un paraguero tirado en el suelo.
-Gracias.
No respondió.
Llegué a la puerta del sótano y la abrí.
-Cuidado con las escaleras-le preví.
En un acto reflejo, cuando empecé a bajar por ellas, mi mano le agarró la manga del jersey.
Una vez que llegamos abajo, avancé unos pasos hacia el armario donde estaban las velas, cuando me tropecé con algo y casi me doy la leche del siglo sino llega a ser porque Niall me atrapó. ¿Cómo podía haber sido tan rápido y en medio de la más completa oscuridad?
-Eres un poco patosa, ¿no?-observó.
-Bueno, es que no puedo ver en la oscuridad, ¿sabes?
-Yo tampoco y no me tropiezo tanto como tú.
Refunfuñé y le pasé el móvil.
-Toma, alúmbrame mientras las busco.
Estábamos en ello cuando sonó algo proveniente de arriba, como si algo se hubiera caído al suelo y se hubiera roto.
Niall me iluminó la cara, nervioso.
-¿Las tienes ya?
-Sí, aquí están.
-Bien, pues entonces volvamos arriba. Yo alumbraré ahora.
Mientras subíamos por la escalera, me cogió, esta vez él, de la manga del jersey. Supongo que no le haría mucha gracia que me tropezara y me rompiera la crisma.
-Toma, alúmbrame mientras las busco.
Estábamos en ello cuando sonó algo proveniente de arriba, como si algo se hubiera caído al suelo y se hubiera roto.
Niall me iluminó la cara, nervioso.
-¿Las tienes ya?
-Sí, aquí están.
-Bien, pues entonces volvamos arriba. Yo alumbraré ahora.
Mientras subíamos por la escalera, me cogió, esta vez él, de la manga del jersey. Supongo que no le haría mucha gracia que me tropezara y me rompiera la crisma.
Quizá me tomara por loca, pero necesitaba saber si eran imagaciones mías, así que le pregunté.
-Eh, Niall.
-¿Hum?-dijo girándose y mirándome con sus penetrantes ojos azules.
¿Cómo podían verse tan bien en la oscuridad?
-¿Estuviste ayer por la noche, durante la tormenta, en el árbol que hay enfrente de nuestra casa?
Tardó un momento en responder.
-¿Y qué motivo me iba a impulsar a mí a estar en un árbol durante una tormenta?
-No sé... ¿Entonces no entuviste?
-No, claro.
-Quizá lo soñara, entonces...
No contestó.
Subimos arriba y nos aplaudieron cuando aparecimos con las velas.
-¡Al fin!-dijo mi hermana, cogiendo las velas que le tendía.
Al rato, ya no estábamos a oscuras, ya que la luz de las velas nos iluminaba.
A Harry le sonó el estómago.
-¿Tienes hambre?-le preguntó mi hermana.
Yo miré el reloj del móvil.
Normal que el pobre muchacho tuviera hambre.
Era hora de cenar.
-Sí, pero cenaré más tarde.
-¿Y por qué no os quedáis a cenar?-sugirió.-Es que sino, Cris y yo estaríamos solas.
Yo la miré raro.
Aún no me terminaba de fiar del todo de esta gente. ¿Y teníamos que darles de cenar? Hum...
Harry miró a Niall.
-Niall, ¿podemos quedarnos a cenar, eh? ¿Podemos, podemos?
-Podemos.
-¡Bien!
Claudia se levantó y se dirigió a la cocina.
-Voy contigo-dijo Harry, cogiendo una vela y siguiéndola a la cocina.
Liam,
Louis y Zayn fueron también a la cocina a ayudar en lo que pudieran,
mas Niall se levantó del sillón y se apoyó en la ventana, viendo llover.
En realidad, parecía que vigilaba por si alguien, o algo, aparecía, pero, ¿qué (o quién) podría ser?
Me levanté del sillón para dirigirme también a la cocina cuando reparé en algo que había tirado en el suelo.
Me
agaché a recogerlo y me sorprendí al ver que era el marco que contenía
la foto del abuelo y nosotras dos mientras él nos tenía agarradas. El
cristal del marco se había roto justamente en la cara del abuelo.
¿Sería una malévola coindicendia que sólo se hubiera roto sobre la persona que se había muerto?
-¿Qué haces?-preguntó Niall muy cerca de mí, asustándome.
-¡Ah!-exclamé y, sin querer, me corté con el cristal del marco.
Cuando la sangre me resbaló por el dedo, Niall empezó a respirar con fuerza.
Le miré y, creyendo que le mareaba la sangre, sonreí.
-Sólo es un poco de sangre-dije, mientras me llevaba el dedo a los labios.
Pero él se puso más nervioso.
Vi como apretaba las manos con fuerza, como si estuviera luchando contra algún deseo de hacer algo y le costara mucho frenarse.
-Voy... Voy a la cocina, a curarme, ¿vale?-le dije.
Entré en la cocina y fui hacia mi hermana.
-Claudia, he vuelto a cortarme.
-¡Si es que eres una patosa...! A ver, déjame ver el corte.
Al enseñarle el dedo, que no paraba de sangrar, Zayn y Liam arrugaron la nariz, como si el olor de sangre les espantase.
-No me digáis que a vosotros también os da miedo la sangre-dije, incrédula.
Qué a tres hombres, echos y derechos como ellos, les diera miedo algo tan inofensivo me resultó cómico.
-Hum, creo que aún tienes el cristal dentro.-dijo mi hermana después de observar la herida detenidamente.
-Subiré arriba a por el botiquín.-dije, saliendo de la cocina.
Louis me siguió.
Me giré y me le quedé mirando.
-Voy contigo, por si acaso necesitas ayuda.
-Es sólo un corte, no me voy a morir.
-Bueno, quizá necesites ayuda para sacarte el cristal.
-Tienes razón.
Fuimos al baño y saqué el botiquín.
Me senté sobre la encimera del baño mientras Louis trataba, con sumo cuidado, de sacarme el cristal con las pinzas.
-Ah, ya lo tengo. ¿Te duele?
-No, sólo escuece.
Me limpié la herida y después me puse una tirita.
-¡Y ale, cómo nueva! Gracias por ayudarme.
-Un placer. Volvamos, a ver si nos van a dejar sin cena...
Al bajar, Harry ya había puesto la mesa y Zayn y Liam estaban sentados en ella.
Niall seguía en la ventana, mirando afuera.
Su respiración volvía a ser normal y parecía más calmado.
Le
mandé a Louis sentarse también y fui a ayudar a mi hermana, que le
estaba pegando a Harry con un cucharón por querer meter las manazas en
la cena mientras este gritaba "Get out of my kitchen!"
Me pasó un golpe de cucharón por encima de la cabeza y casi me arrea.
-Eh, ¿y toda esta violencia? Creo que ha tenido suficientes heridas de guerra por hoy-dije, enseñandóle el dedo con tirita.
-¿Y con qué te cortaste?
-Con el marco de fotos del abuelo. Está roto.
-¡Ah!
Es que antes se abrió la ventana por un golpe muy fuerte de viento y se
cayó algo. Debió de ser eso. Pues que pena, con lo que me gustaba ese
marco...
-Ya, y a mí...
-Toma Harry-dijo Claudia dándole una fuente de algo-Lleva esto a la mesa y ya te puedes sentar.
-Vale.
Una
vez que nos hubimos sentado todos, menos Niall, que había desarrollado
un amor muy profundo por la ventana, nos pusimos a comer.
Louis y Harry comían con gran apetito, pero Liam y Zayn no probaron bocado.
-No tenemos hambre-se excusaron.
-Sí, ya comimos antes en la ciudad.
Después
de comer helado como postre (Louis y Harry también jugaron a
maquillarse con él), recogimos la mesa y, mientras volvíamos al salón,
oímos cómo se abría la puerta de entrada.
Los chicos se pusieron tensos de repente, como si algo muy grave pudiera suceder a continuación.
Nuestros padres entraron en el salón y se quedaron muy sorprendidos al ver la cantidad de chicos que había en su salón.
Hubo un intercambio de miradas muy intenso y la tensión podía palparse en el ambiente. ¿Qué estaba pasando aquí?
-Creo que será mejor que nos marchemos-dijo Liam.
-Sí, vámonos-dijo Niall, apartándose de su amada ventana.
-Adiós, chicas. Ya nos veremos.
Y se fueron.
Pasados unos minutos, nos cayó la bronca de nuestra vida.
-¡Y recien muerto el abuelo, no se os ocurre otra cosa que hacer una fiesta, ¿no?!
-No era una fiesta, mamá, era...
-¡Me da igual, Claudia! ¡No me repliquéis!
Duró
más de cuarenta minutos y, cuando subimos a nuestros cuartos, nos
pitaban los oídos por la intensidad de los gritos de nuestros padres.
-¿Por qué crees que les ha molestado tanto que haya chicos en casa?-pregunté-No hacíamos nada malo...
-Ni idea, Cris. Papá y mamá últimamente están muy pero muy raros.
-¿Qué crees que hacen en todas esas salidas nocturnas suyas?
-Ni
idea. Pero que no nos lo digan es malo, por tanto, nada bueno. Eh, pues
al final, los chicos son muy majos, ¿verdad? Me han caído muy bien, son
muy divertidos y atentos.
-Sí, tienes razón... Pero...
-¿Pero?
-Niall.
-¿Qué le pasa?
-No sé, tiene algo que... No me acaba de convencer.
-Dale tiempo al chico. Será tímido.
Iba a decirle que nada tenía que ver con que fuera tímido o no, pero decidí guardarme mis miedos e inseguridades para mí.
-Tienes razón, será eso.
Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir.
No
podía coinciliar el sueño, ya que no paraba de darles vueltas a todo lo
que tenía que ver con los chicos, cómo les habíamos conocido, la tarde
de hoy...
Me levanté y miré por la ventana.
La tormenta había cesado hace rato, pero Niall no estaba en el árbol.
Quizá sí que me lo había imaginado.
[Pov Niall]
-¡Te digo que le vi!
-Nadie está diciendo lo contrario, Niall, sólo digo que Zayn y yo no vimos nada...
-¡Pues él estaba, Liam! Él estaba allí.
Nos quedamos en silencio.
-¿Por qué todo son complicaciones?-preguntó Zayn-Primero su abuelo y ahora sus padres...
-No lo sé, Zayn, no lo sé. ¡Maldita sea, no lo sé!
Le pegué una patada a un árbol y este se partió.
-Deberías tener más cuidado, Niall. Estas cosas podrían delatarnos.
-¡Me trae sin cuidado, Zayn!
-Si no lo haces por ti, o por nosotros, hazlo por ellas-dijo Liam.
Suspiré.
-Está bien.
-¿Vistéis las caras de sus padres? Parecía que nos iban a matar allí mismo.-añadió Zayn.
-Sí, y eso es lo malo. Ellas podrían ir primero.
-Esperad-interrumpió Harry-¿Estáis insinuando que nadie, incluso sus propios padres, está de su parte?
-Estamos insinuando que nadie está de su parte, salvo su abuelo...-Suspiré- Y nosotros.
Muchas gracias a todos los que leen esta novela. (Y gracias también por decirnos lo maravillosas que somos escribiendo... De verdad, es precioso que alguien piense eso. En serio) Y... ¡Jo, siempre he sido muy mala para los agradecimientos y demás! Así que perdonad que sea tan sosa.
Mil gracias por leer, de nuevo y por ser lectoras tan maravillosas (:
Att: Cris Vila Jb