sábado, 30 de junio de 2012

Capítulo 3

-Claro, papacito Niall siempre tiene que estar cuidando de nosotros.
-¡Cállate, Louis!-dijo este.
Nos quedamos entonces en silencio, roto únicamente por la fuerza con que las gotas de lluvia golpeaban las ventanas.
Entonces, Liam y Zayn aparecieron.
-No hay de qué alarmarse-dijo este último-Es un simple apagón producido por la tormenta.
Zayn y Niall intercambiaron una mirada, pero ninguno dijo nada.
¿Qué nos estaban ocultando?
-Cris... Me estás clavando las uñas en el brazo-dijo Louis.
-¡Oh, lo siento...! Es que no me gusta nada la oscuridad.
-Habrá entonces que encender unas velas, ¿no?-propuso Harry.
-¡Ah, Harry, tú siempre tan romántico...! ¿Para qué tienes un móvil con la aplicación "linterna", eh?
-Liam, ¿por qué no te callas?
Y los dos se rieron.
Yo no aguantaba más a oscuras, así que me levanté y empecé a andar, tanteando en medio de la oscuridad, intentando no golpearme con algún mueble o darme con la pared.
-Claudia, ¿dónde guardan mamá y papá las velas?-pregunté.
-¿Tú que pasa, que no vives en esta casa o qué?
-Joer, pero es que cada día las ponen en un sitio diferente...
-Cierto. Están abajo, en el sótano.
-¿Y por qué narices las ponen ahí? ¡Viva la inteligencia! ¿Cómo se supone que voy a bajar a por ellas sin ver nada?
-Ven, yo te acompañaré-se ofreció Niall.
Aunque me caía un poco mejor que ayer (al menos, hoy no había intentado matarme) no me fiaba. No podía olvidar la fría mirada que veía en sus ojos, como tampoco podía olvidar que había querido matarme y quién sabe si aún quisiera seguir haciéndolo, así que no me hacía mucha gracia internarme en la oscuridad con él.
Eché mano a mi móvil, que estaba en mi bolsillo, lo encendí y le iluminé la cara con la luz.
-No hace falta, ¿ves? Puedo ver.
-Mejor que no vayas sola.
-¿Por qué? ¿Qué puede haber abajo? ¿Un mapache que me muerda un pie, un ratón...? No les tengo miedo.
-Bueno, ¿vais a ir a por las velas o qué? Al final, cuando las traigáis, ya habrá vuelto la luz-dijo mi hermana.
-Vale, vale, ya vamos, ya.-dije-Ven, sígueme.
Yo iba delante, iluminando con la luz proveniente de la pantalla de mi móvil, aunque cómo sólo tenía 30 segundos de luz, se iba apagando.
-Cuidado-dijo Niall y, cogiéndome del brazo con una de sus manos, que estaba bastante fría, me apartó de la trayectoria de un paraguero tirado en el suelo.
-Gracias.
No respondió.
Llegué a la puerta del sótano y la abrí.
-Cuidado con las escaleras-le preví.
En un acto reflejo, cuando empecé a bajar por ellas, mi mano le agarró la manga del jersey.
Una vez que llegamos abajo, avancé unos pasos hacia el armario donde estaban las velas, cuando me tropecé con algo y casi me doy la leche del siglo sino llega a ser porque Niall me atrapó. ¿Cómo podía haber sido tan rápido y en medio de la más completa oscuridad?
-Eres un poco patosa, ¿no?-observó.
-Bueno, es que no puedo ver en la oscuridad, ¿sabes?
-Yo tampoco y no me tropiezo tanto como tú.
Refunfuñé y le pasé el móvil.
-Toma, alúmbrame mientras las busco.
Estábamos en ello cuando sonó algo proveniente de arriba, como si algo se hubiera caído al suelo y se hubiera roto.
Niall me iluminó la cara, nervioso.
-¿Las tienes ya?
-Sí, aquí están.
-Bien, pues entonces volvamos arriba. Yo alumbraré ahora.
Mientras subíamos por la escalera, me cogió, esta vez él, de la manga del jersey. Supongo que no le haría mucha gracia que me tropezara y me rompiera la crisma.
Quizá me tomara por loca, pero necesitaba saber si eran imagaciones mías, así que le pregunté.
-Eh, Niall.
-¿Hum?-dijo girándose y mirándome con sus penetrantes ojos azules.
¿Cómo podían verse tan bien en la oscuridad?
-¿Estuviste ayer por la noche, durante la tormenta, en el árbol que hay enfrente de nuestra casa?
Tardó un momento en responder.
-¿Y qué motivo me iba a impulsar a mí a estar en un árbol durante una tormenta?
-No sé... ¿Entonces no entuviste?
-No, claro.
-Quizá lo soñara, entonces...
No contestó.
Subimos arriba y nos aplaudieron cuando aparecimos con las velas.
-¡Al fin!-dijo mi hermana, cogiendo las velas que le tendía.
Al rato, ya no estábamos a oscuras, ya que la luz de las velas nos iluminaba.
A Harry le sonó el estómago.
-¿Tienes hambre?-le preguntó mi hermana.
Yo miré el reloj del móvil.
Normal que el pobre muchacho tuviera hambre.
Era hora de cenar.
-Sí, pero cenaré más tarde.
-¿Y por qué no os quedáis a cenar?-sugirió.-Es que sino, Cris y yo estaríamos solas.
Yo la miré raro.
Aún no me terminaba de fiar del todo de esta gente. ¿Y teníamos que darles de cenar? Hum...
Harry miró a Niall.
-Niall, ¿podemos quedarnos a cenar, eh? ¿Podemos, podemos?
-Podemos.
-¡Bien!
Claudia se levantó y se dirigió a la cocina.
-Voy contigo-dijo Harry, cogiendo una vela y siguiéndola a la cocina.
Liam, Louis y Zayn fueron también a la cocina a ayudar en lo que pudieran, mas Niall se levantó del sillón y se apoyó en la ventana, viendo llover.
En realidad, parecía que vigilaba por si alguien, o algo, aparecía, pero, ¿qué (o quién) podría ser?
Me levanté del sillón para dirigirme también a la cocina cuando reparé en algo que había tirado en el suelo.
Me agaché a recogerlo y me sorprendí al ver que era el marco que contenía la foto del abuelo y nosotras dos mientras él nos tenía agarradas. El cristal del marco se había roto justamente en la cara del abuelo.
¿Sería una malévola coindicendia que sólo se hubiera roto sobre la persona que se había muerto?
-¿Qué haces?-preguntó Niall muy cerca de mí, asustándome.
-¡Ah!-exclamé y, sin querer, me corté con el cristal del marco.
Cuando la sangre me resbaló por el dedo, Niall empezó a respirar con fuerza.
Le miré y, creyendo que le mareaba la sangre, sonreí.
-Sólo es un poco de sangre-dije, mientras me llevaba el dedo a los labios.
Pero él se puso más nervioso.
Vi como apretaba las manos con fuerza, como si estuviera luchando contra algún deseo de hacer algo y le costara mucho frenarse.
-Voy... Voy a la cocina, a curarme, ¿vale?-le dije.
Entré en la cocina y fui hacia mi hermana.
-Claudia, he vuelto a cortarme.
-¡Si es que eres una patosa...! A ver, déjame ver el corte.
Al enseñarle el dedo, que no paraba de sangrar, Zayn y Liam arrugaron la nariz, como si el olor de sangre les espantase.
-No me digáis que a vosotros también os da miedo la sangre-dije, incrédula.
Qué a tres hombres, echos y derechos como ellos, les diera miedo algo tan inofensivo me resultó cómico.
-Hum, creo que aún tienes el cristal dentro.-dijo mi hermana después de observar la herida detenidamente.
-Subiré arriba a por el botiquín.-dije, saliendo de la cocina.
Louis me siguió.
Me giré y me le quedé mirando.
-Voy contigo, por si acaso necesitas ayuda.
-Es sólo un corte, no me voy a morir.
-Bueno, quizá necesites ayuda para sacarte el cristal.
-Tienes razón.
Fuimos al baño y saqué el botiquín.
Me senté sobre la encimera del baño mientras Louis trataba, con sumo cuidado, de sacarme el cristal con las pinzas.
-Ah, ya lo tengo. ¿Te duele?
-No, sólo escuece.
Me limpié la herida y después me puse una tirita.
-¡Y ale, cómo nueva! Gracias por ayudarme.
-Un placer. Volvamos, a ver si nos van a dejar sin cena...
Al bajar, Harry ya había puesto la mesa y Zayn y Liam estaban sentados en ella.
Niall seguía en la ventana, mirando afuera.
Su respiración volvía a ser normal y parecía más calmado.
Le mandé a Louis sentarse también y fui a ayudar a mi hermana, que le estaba pegando a Harry con un cucharón por querer meter las manazas en la cena mientras este gritaba "Get out of my kitchen!"
Me pasó un golpe de cucharón por encima de la cabeza y casi me arrea.
-Eh, ¿y toda esta violencia? Creo que ha tenido suficientes heridas de guerra por hoy-dije, enseñandóle el dedo con tirita.
-¿Y con qué te cortaste?
-Con el marco de fotos del abuelo. Está roto.
-¡Ah! Es que antes se abrió la ventana por un golpe muy fuerte de viento y se cayó algo. Debió de ser eso. Pues que pena, con lo que me gustaba ese marco...
-Ya, y a mí...
-Toma Harry-dijo Claudia dándole una fuente de algo-Lleva esto a la mesa y ya te puedes sentar.
-Vale.
Una vez que nos hubimos sentado todos, menos Niall, que había desarrollado un amor muy profundo por la ventana, nos pusimos a comer.
Louis y Harry comían con gran apetito, pero Liam y Zayn no probaron bocado.
-No tenemos hambre-se excusaron.
-Sí, ya comimos antes en la ciudad.
Después de comer helado como postre (Louis y Harry también jugaron a maquillarse con él), recogimos la mesa y, mientras volvíamos al salón, oímos cómo se abría la puerta de entrada.
Los chicos se pusieron tensos de repente, como si algo muy grave pudiera suceder a continuación.
Nuestros padres entraron en el salón y se quedaron muy sorprendidos al ver la cantidad de chicos que había en su salón.
Hubo un intercambio de miradas muy intenso y la tensión podía palparse en el ambiente. ¿Qué estaba pasando aquí?
-Creo que será mejor que nos marchemos-dijo Liam.
-Sí, vámonos-dijo Niall, apartándose de su amada ventana.
-Adiós, chicas. Ya nos veremos.
Y se fueron.
Pasados unos minutos, nos cayó la bronca de nuestra vida.
-¡Y recien muerto el abuelo, no se os ocurre otra cosa que hacer una fiesta, ¿no?!
-No era una fiesta, mamá, era...
-¡Me da igual, Claudia! ¡No me repliquéis!
Duró más de cuarenta minutos y, cuando subimos a nuestros cuartos, nos pitaban los oídos por la intensidad de los gritos de nuestros padres.
-¿Por qué crees que les ha molestado tanto que haya chicos en casa?-pregunté-No hacíamos nada malo...
-Ni idea, Cris. Papá y mamá últimamente están muy pero muy raros.
-¿Qué crees que hacen en todas esas salidas nocturnas suyas?
-Ni idea. Pero que no nos lo digan es malo, por tanto, nada bueno. Eh, pues al final, los chicos son muy majos, ¿verdad? Me han caído muy bien, son muy divertidos y atentos.
-Sí, tienes razón... Pero...
-¿Pero?
-Niall.
-¿Qué le pasa?
-No sé, tiene algo que... No me acaba de convencer.
-Dale tiempo al chico. Será tímido.
Iba a decirle que nada tenía que ver con que fuera tímido o no, pero decidí guardarme mis miedos e inseguridades para mí.
-Tienes razón, será eso.
Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir.
No podía coinciliar el sueño, ya que no paraba de darles vueltas a todo lo que tenía que ver con los chicos, cómo les habíamos conocido, la tarde de hoy...
Me levanté y miré por la ventana.
La tormenta había cesado hace rato, pero Niall no estaba en el árbol.
Quizá sí que me lo había imaginado.
[Pov Niall]
-¡Te digo que le vi!
-Nadie está diciendo lo contrario, Niall, sólo digo que Zayn y yo no vimos nada...
-¡Pues él estaba, Liam! Él estaba allí.
Nos quedamos en silencio.
-¿Por qué todo son complicaciones?-preguntó Zayn-Primero su abuelo y ahora sus padres...
-No lo sé, Zayn, no lo sé. ¡Maldita sea, no lo sé!
Le pegué una patada a un árbol y este se partió.
-Deberías tener más cuidado, Niall. Estas cosas podrían delatarnos.
-¡Me trae sin cuidado, Zayn!
-Si no lo haces por ti, o por nosotros, hazlo por ellas-dijo Liam.
Suspiré.
-Está bien.
-¿Vistéis las caras de sus padres? Parecía que nos iban a matar allí mismo.-añadió Zayn.
-Sí, y eso es lo malo. Ellas podrían ir primero.
-Esperad-interrumpió Harry-¿Estáis insinuando que nadie, incluso sus propios padres, está de su parte?
-Estamos insinuando que nadie está de su parte, salvo su abuelo...-Suspiré- Y nosotros.

Muchas gracias a todos los que leen esta novela. (Y gracias también por decirnos lo maravillosas que somos escribiendo... De verdad, es precioso que alguien piense eso. En serio) Y... ¡Jo, siempre he sido muy mala para los agradecimientos y demás! Así que perdonad que sea tan sosa.
Mil gracias por leer, de nuevo y por ser lectoras tan maravillosas (:
Att: Cris Vila Jb

lunes, 25 de junio de 2012

Capitulo 2



Me desperté temprano, toda aquella historia de los chicos que secuestraron a Cris para preguntarle cosas sobre el Vladimir de las historias del abuelo me había estado rondando toda la noche, y no había pegado ojo. Me levanté y miré el reloj, las 08:50. Perfecto, sin colegio y levantándome temprano, así se hace Claudia. Salí de mi habitación con el pelo todo deshecho y el pijama y entré en el baño. Me miré en el espejo y me reí de mi misma, parecía un monstruo, con todo el rímel corrido en mis mejillas. Me lavé la cara, con el desmaquillante quité el resto de los potingues que llevaba encima el día anterior y salí del baño como nueva.
Al salir del baño entré en la habitación de Cris, que también estaba despierta dando vueltas por la cama.
-Veo que no he sido la única que no ha podido dormir en toda la noche-Dije
Cris se giró y abrió un poco los ojos para mirarme.
-Creí que yo lo era.
Yo sonreí y Cris se acomodó en la cama.
-¿Sabes? Ayer volví a ver al chico rubio, ahí encima del árbol.
-Es imposible, Cris, tienes demasiada imaginación. Nadie podría estar ahí fuera con la tormenta que había ayer.
-Juro que lo vi, lo juro.
Negué y la hice levantarse de la cama, fui a la cocina mientras Cris iba al baño a lavarse la cara, al igual que yo ella también tenía todo el rímel corrido. Entré en la cocina y me paré delante del refrigerador, ahí había una foto del abuelo, junto a nosotras, cuando éramos más pequeñas. Ambas estábamos riendo mientras el abuelo nos sujetaba a cada una sobre sus brazos, sonriendo. Esa sonrisa suya de hombre apuesto que tanto añoraba. Una ligera lágrima descendió por mi mejilla, seguida de otra, y otra. Llamaron al timbre y con desgana fui. Las lágrimas me nublaban la vista y casi me trago la lámpara de pie del hall. Abrí la puerta y sin siquiera mirar quién era me lancé sobre él, necesitaba un abrazo, aunque fuera de un árbol. El chico me devolvió el abrazo y ambos entramos en casa, cuando me separé pude ver de quién se trataba. El chico de rizos del cuál no recordaba el nombre estaba allí, con la camiseta empapada por mi culpa, acompañado de Louis, recordaba su nombre porque fue el que me condujo hasta mi hermana, y con el que pude hablar un poco en el camino.
-Yo… lo siento-Me disculpé
-Oh, no te preocupes-Dijo el de rizos
-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
Inconscientemente más lágrimas empezaron a rodar otra vez por mis mejillas.
-Claudia, ¡esto no se va!-Gritó Cris desde el baño
-¡Ya se irá, tú frota!
Los chicos estaban allí, sin moverse, esperando a que yo les dijera algo.
-¿A qué habéis venido?
Intenté sonar dulce, pero creo que no lo conseguí del todo.
-Sentimos molestar… Sólo era que queríamos llevaros a dar una vuelta, os vendrá bien.
Louis asintió.
-No sé si mi hermana querrá…
El chico de rizos volvió a hablar.
-¿Tú quieres?
Empecé a ponerme nerviosa, yo… no sabía si quería ir, a fin de cuentas, así podría pedirles explicaciones de lo ocurrido, ¿o iba a ser mejor dejar pasar el tema?
-Em… no sé, ¿por qué no?
El chico sonrió y Louis hizo lo mismo.
-Sí, esto ya está.
Cris bajó las escaleras y se paró a mi lado, asustada.
-¿Qu-qué hacen ellos, a-aquí?
Yo la cogí de la mano y me la llevé a la cocina.
-Vienen en son de paz, me han dicho que querían llevarnos a dar una vuelta, que nos vendría bien.
-Pero…. Y si es un trampa, yo no me fio…
-No digas tonterías.
-Esto… chicas si molestamos mejor nos vamos -Se escuchó desde el hall, escuchamos un portazo y miré a Cris.
-¿Ves?
Salí corriendo y les pillé abriendo el coche.
-¡Eh! ¡Esperad!
Los chicos me miraron y yo sonreí tímidamente.
-De verdad, no os preocupéis, solo intentábamos ser amables…
-Disculpad a mi hermana… pero como entenderéis, no nos conocimos de la mejor forma… Vamos pasad, íbamos a desayunar-Dije- No me obliguéis a cogeros en  brazos, vamos
Ellos rieron y aceptaron a entrar conmigo a casa, en realidad no sabía porque hacia eso, pero sentía que ellos no eran tan malas personas.
Entramos a casa y desayunamos los cuatro juntos, Cris había hecho tostadas y café para todos, cosa que me extrañó.  Terminamos de desayunar y Cris y yo nos fuimos arriba, dejándolos solos en el salón.
-Yo creo que no ha sido buena idea dejarlos ahí abajo solos…-Dijo Cris
-Eres muy desconfiada…
-Por si acaso cámbiate rápido.
Entró en su habitación y cerró la puerta, suspiré y entré en la mia. Abrí mi armario y me puse lo primero que pillé, unos pitillos negros, con una camiseta blanca, una americana negra y unos zapatos también negros. Bajé corriendo y Cris aún no estaba bajo, reí y me senté con ellos en el salón.
-No creo que tarde mucho-Dije
-No te preocupes…
Louis sonrió.
-Muchas gracias por el desayuno, dile a tu hermana que se le da bien esto-Añadió el de rizos.
Aún no sabía el nombre de ese chico, pero a decir verdad, nunca había sido buena para esto.
-Perdóname, pero… tú…¿cómo te llamas?
Me morí de vergüenza al decirlo, pero lo logré.
-Harry, Harry Styles-Dijo
-Yo soy Louis Tomlinson
Sonreí.
-No, de tu nombre si me acordaba, solo que del suyo no, lo siento
-¡Yo ya estoy!
Cris bajó las escaleras saltando, y por un momento pensé que se iba a caer rodando por estas.
-Entonces nos vamos-Dijo Harry
Nos levantamos los tres y salimos de casa, era un día soleado, pero frio, bastante frio. Entramos en el coche y nos sentamos como la otra noche, Cris y yo detrás, Louis conduciendo y Harry de copiloto.
-¿A dónde nos lleváis?
Cris parecía interesada con ese tema, yo… solamente miraba por la ventana.
-¿Qué os parece si vamos a un parquecito que hay aquí cerca?
Cris y yo nos miramos, sonriendo.
-Perfecto.
Dijimos ambas al mismo tiempo. Ellos rieron, seguidos de nosotras. Me sentía bien, eran unos chicos simpáticos, tal vez habíamos tenido una imagen mala de ellos la noche anterior. Pero en mi cabeza aún rondaba el por qué de aquello. ¿Por qué estaban tan interesados en un ser inmortal e irreal que era el protagonista de casi todas las historias del abuelo? Aquello me desconcertaba.
-¿Claudia? ¿Me oyes?
Louis pasó su mano por mis ojos, a lo que reí.
-Lo siento
Bajé del coche y empezamos a caminar los cuatro por aquel parque, era bonito, acogedor.
-¡Harry! ¡Mirad aquello!
Louis señaló un pequeño lago dónde había barquitas para alquilar.
-¿Podemos subir? Por favor, por favor-Suplicó Harry
-¿Claudia?
Yo me encogí de hombros, y los tres se arrodillaron ante mí, suplicando el subir en aquellas barquitas.
-Está bien, está bien-Dije
-¡Bien!
Anduvimos por el camino que conducía hasta el sitio de embarque y Cris y yo nos subimos en una de las barquitas, mientras ellos pagaban. Finalmente los dos subieron con nosotras a la barquita, y entre risas conseguimos apartarnos de allí. Estábamos en medio del lago, cuándo decidimos parar, ya que les dolían los brazos.
-Esto cansa…
Cris y yo reimos al verles, debían de estar cansadísimos.
-Bueno, contadnos cosas sobre vosotras-Dijo Louis
Cris me miró negando.
-Vosotros primero-Dijo
-Sois desconfiadas eh…-Bromeó Harry- Bueno, pues yo me llamo Harry Styles, tengo 18 años, cumplidos en febrero, el 1.
-Yo Louis Tomlinson, tengo 20 años, y cumplo 21 en diciembre.
Cris me miró otra vez y le sonreí.
-Yo me llamo Claudia, Claudia Jones, tengo 17 años , me gustan mucho los animales, el ballet, y… tengo una hermana tonta-Dije riendo
Cris me dio un puñetazo en el hombro, pero flojito.
-Yo soy Cristina Jones, pero llamadme Cris, por favor-Sonrió- Tengo 19 años, soy la mayor de las dos, también bailo, al igual que ella, pero mejor-Aseguró
Yo empecé a reirme como una loca y los chicos me miraron con asombro.
-Eres una mentirosa-Aseguré
-Ya nos enseñaréis eso algún dia-Sugirió Louis
-O tal vez os quedaréis con las ganas-Añadió Cris
-¿A vosotros que os gusta hacer?-Dije
-A mí me gusta comer zanahorias, es relajante.
Cris y yo nos miramos, intentando reprimir una risa, cosa que nos fue imposible.
-Louis, siempre consigues asustarlas…-Bromeó Harry- Así nunca conseguirás novia
-Pero te tengo a ti
Y dicho esto, se abalanzó sobre Harry, quién intentaba escapar inútilmente de las garras del loco de Louis, Cris y yo reíamos como unas tontas, la verdad es que me estaba divirtiendo, mucho, esos chicos no eran como se habían mostrado en un principio. ¿Quién sabe? Tal vez tenían sus motivos para mostrarse así, pero , ¿cuáles?
Cuando por fin consiguió escapar sonrió.
-Yo no soy tan raro como él, a mi me gustan los gatos, salir de fiesta, divertirme… Lo que nos suele gustar a los jóvenes
Sonreí, parecía un chico simpático. Seguimos hablando durante toda la tarde de temas variados, hasta que decidimos volver a casa porque se hacía tarde.
Bajamos de la barca y nos encontramos a los chicos de la otra noche, de los cuales tampoco recordaba el nombre. Se podría decir que no soy muy buena para esto…
Nos montamos en el coche y ellos dijeron que irían en el suyo. Nos llevaron a su casa, pero esta vez Cris y yo no teníamos miedo, habíamos pasado la tarde con Harry y Louis y a decir verdad, eran muy divertidos, y majísimos. Si los demás chicos eran así, no teníamos porqué preocuparnos.
Más tarde vinieron los demás, y se sentaron con nosotros en el salón.
-Sentimos lo de ayer… de verdad, solo fue que… nos desesperamos-Dijo un chico castaño, de ojos miel
-Él es Liam
Me susurró Harry en el oído al ver que yo pedía a gritos nombres
-Gracias.
Sonreí
-Ese rubio, Niall y él, Zayn.
Sonreí y me acomodé en el sofá.
-Muchas gracias, Harry.
-Em… no pasa nada… solo es que nosotras, nos asustamos, mucho, bastante-Dijo Cris
-Lo sentimos, de verdad
Zayn se sentó en el suelo a lo indio, acompañado de Liam y Niall, así se llamaban.
-Bueno, eso no importa, será mejor que lo olvidemos… antes de que salgamos corriendo-Bromeé
De repente las luces se apagaron, y una fuerte bocanada de aire volvió, la historia se repetía, era como en casa del abuelo, el viento, las luces. Empezó a llover a cantaros, y Cris y yo nos asustamos, mucho.
-¡Harry!
Me tiré encima de él, literalmente, y me abracé fuerte, Cris hizo igual que yo y terminamos las dos acurrucadas encima de Harry, que el pobre, intentaba no morir ahogado.
-Claudia… el abuelo.
-Lo sé Cris…
Liam, Niall y Zayn vinieron y se sentaron junto a nosotras.
-No os preocupéis, no vamos a dejar que os ocurra nada-Dijo Niall
-Niall quédate aquí, Zayn y yo iremos a ver-Dijo Liam
Y dicho esto desaparecieron del salón, las luces seguían apagadas, yo seguía abrazada a Harry, Cris abrazada a Louis y Niall dando vueltas nervioso por todo el salón mirando por las distintas ventanas.
-Louis, Harry, pase lo que pase, no las dejéis solas, en ningún momento, ¿entendido?
Los aludidos asintieron y yo me asusté más, ¿qué estaba pasando? ¿a qué santo tanto misterio?
-Harry… tengo miedo
Le abracé con más fuerza y él me estrechó entre sus brazos.
-No tienes por qué tenerlo, con nosotros estáis a salvo, lo prometo.
-¡Claudia!
Gritó Cris.
-Dime, dime.
-No te veo.
Suspiré.
-Yo tampoco.
-No os preocupéis, nosotros estamos aquí para protegeros, no dejaremos que nada os ocurra, debemos estar unidos, relajados, sin miedo, eso es lo más importante, dejar el miedo a un lado-Dijo Niall.
Empecé a ponerme nerviosa, las manos me sudaban y estaba tiritando, tenía frio. Pero sobre todo, estaba preocupada, no veía nada, solamente a Harry, y con mucha dificultad, era de noche, y de vez en cuando algún que otro rayo iluminaba el salón.
Zayn y Liam no aparecían, ¿por qué no lo hacían? ¿Qué estaba pasado?
De repente se oyó el sonido de algo, rompiéndose al chocar contra una pared, o algo por el estilo. Yo di un salto del susto y me agarré con fuerza a Harry. Niall salió corriendo del salón, pero volvió segundos después.
-Olvidé que no puedo dejaros solos.

Bueno, hasta aquí el segundo capitulo.Yo soy Claudia, subí el Prólogo, y ahora este :) Espero que os haya gustado y nada, no me gusta enrollarme :) 
Que como ya dijo Cris somos Styles One Direction y Cris Vila JB para cualquier añlksfj dudilla o lo que tengáis. Y ya os dejo, que me voy a volar por Narnia con mi unicornio rosa con purpurina y lentejuelas :)

sábado, 23 de junio de 2012

Capítulo 1


Salimos de casa del abuelo, aún con la aterradora historia en nuestras mentes.
Mamá nos esperaba con el coche al final del camino, unos cuantos metros por delante.
Yo iba pensando en la historia, pensando en su trágico argumento, cuando Claudia me dio un codazo.
-Eh, mira eso-dijo, señalando con la barbilla un punto que estaba detrás de la casa del abuelo.
-¿Qué? Yo no veo nada…
-Me ha parecido ver un chico rubio allí, ¿vamos a ver?
-¿Y qué iba a hacer un chico a estas horas de la noche en casa del abuelo, vamos a ver? Seguro que te lo has imaginado. Esa historia del abuelo nos ha llegado hasta lo más profundo de nuestro ser.
-Puede ser…
Nuestra madre nos llamó con insistencia.
-Anda, vamos-dije, tirando de ella-No la hagamos esperar.
-Vale-dijo ella no muy convencida, pero dejándose arrastrar.
Llegamos al coche y entramos dentro.
-¿Qué hacíais ahí paradas?-nos regañó nuestra madre-No sé cuántas veces os he dicho que tenéis que venir directamente al coche, sin entreteneros.
-Pero mamá…-protesté-Ni que fuera peligroso…
-Nunca se sabe, hija-dijo, arrancando.
Dos días más tarde…
-No me puedo creer que haya pasado esto-dijo Claudia.
-Yo tampoco.
-Hace dos días estaba perfectamente, estuvimos con él, nos contó una historia y ahora mira…
-Ya sé, pero estas cosas pasan…
Estábamos en el cementerio, delante de la tumba de nuestro abuelo.
El ataúd estaba abierto y era duro verle allí, inmóvil, tan carente de vida, cuando siempre le habíamos visto disfrutar de cada minuto que le daba la vida.
Infarto, dijeron.
Al abuelo le había dado un infarto.
Bastante gente se encontraba allí, nuestra familia y algunos conocidos.
Todos escuchamos pacientemente la misa del cura.
-Eh, mira-dijo Claudia, dándome otro codazo-Ese es el chico que vi en casa del abuelo antes de que muriera.
Seguí con la mirada su vista y mis ojos se posaron sobre cuatro chicos que estaban apartados, bajo la sombra de un árbol.
-¿Cuál de los cuatro?
-Al rubio.
-Hum… Quizá te lo imaginaste y ese chico simplemente se le parezca.
-No. Yo sé lo que  vi y le vi a él.
-Está bien, te creo. Si tú dices que era él, lo era. Pero… ¿Qué hacen aquí? Yo no los conozco.
-Ni yo, pero…
-Chst, niñas, por favor un poco de respeto que era vuestro abuelo…-dijo nuestra tía Ann.
Cuando el cura acabó de pronunciar su discurso, la gente se fue.
No querían ver lo que venía a continuación.
Claudia y yo nos quedamos allí, de pie, solas, cogidas del brazo.
Bueno, los cuatro chicos desconocidos también estaban allí.
Los enterradores se nos acercaron.
-Vamos a proceder a cerrar el ataúd y a enterradlo. ¿Os gustaría unos minutos a solas con él antes?
-Vale-aceptamos.
Se fueron y nosotras nos acercamos al ataúd.
Claudia se inclinó.
-¿Qué haces?-pregunté.
-¿Qué es esto?-dijo, metiendo la mano dentro y cogiendo el brazo del abuelo.
-Pero, ¡¿qué haces?! ¡¿Estás loca?! ¡No le toques!
Entonces, me enseñó la muñeca del abuelo, que tenía un color muy oscuro para el tono de piel que tenía él.
-¿Qué es esto?
-¿Un moratón?-aventuré yo.
-Los maratones no tienen este color, sino morado…
Pasó el dedo por encima y se llevó por delante el maquillaje, dejándonos ver una especie de herida.
Ambas emitimos una exclamación.
Mientras estábamos inclinadas sobre el ataúd, no nos percatamos de que los cuatro chicos se habían ido acercando a nosotras muy lentamente.
-Pero, ¿qué clase de herida es esta?-dijo mi hermana, examinándola detenidamente.
Me acerqué para mirar la herida mejor.
-Parece… Parece una marca de colmillos.
Entonces, todo ocurrió muy deprisa.
Algo me levantó en el aire, me cargó en su espalda como si fuera un saco de patatas y echó a correr rápidamente conmigo.
Grité llamando a mi hermana, pero nos alejábamos demasiado rápido como para que a ella le diera tiempo a llegar hasta mí.
-¡Cris!-gritó mi hermana, al ver que se me llevaban.
Y echó a correr tras de mí, persiguiendo a tres de de los chicos de antes.
El cuarto, el rubio, era el que iba en cabeza, conmigo como captura.
Pero íbamos demasiado rápido, y mi hermana no pudo seguirnos por mucho más tiempo.
La perdí de vista y ramas empezaron a golpearme en la cara.
Al final, el chico se detuvo en un claro rodeado de árboles, donde había un tronco caído en el cuál había un chico alto y con el pelo muy rizado sentado.
Me dejó en el suelo.
Quise echar a correr y escapar, pero estaba entre el tronco y el chico y sabía que, si corría, a él no le costaría nada atraparme.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, otros dos chicos aparecieron sentados en el tronco, uno a cada lado del otro chico.
Pero, ¿cómo habían conseguido aparecer tan rápido?
Y, además, faltaba uno.
Mis ojos volvieron a posarse en mi secuestrador.
Era alto, rubio, de tez pálida y tenía unos ojos azules muy penetrantes.
Guapo, sin duda alguna.
En ese momento, sin previo aviso, el chico se tiró contra mí.
Vi, en esos bellos ojos azules, el deseo de matarme.
-¡No!-dijo uno de los dos chicos que habían aparecido por arte de magia-¡Si la matas, nos quedaremos sin respuestas!
-¡Déjame, déjame Zayn! ¡Tengo hambre!
Pero, ¿es que acaso eran caníbales?
-Nosotros también, pero necesitamos esas respuestas, ¿me oyes? Cálmate, Niall. Necesitamos que te calmes.
Niall.
Mi secuestrador se llamaba Niall.
-Vale, me calmaré.
Respiró hondo un par de veces, con los ojos cerrados.
-Vale. Ya estoy calmado.
Se inclinó sobre mí.
-Y ahora nos vas a decir qué sabes sobre Vladimir.
¿Vladimir? ¿El  vampiro de la historia que nos había contado el abuelo antes de morir?
-¿Y por qué habría de decirte nada? Tú fuiste la última persona que vi cerca del abuelo antes de su muerte.
Aquello fue como un jarro de agua fría para él.
Su expresión cambió.
Pasó de estar nervioso a estar alterado.
-Niall…Cálmate-le dijo el supuesto Zayn.
-¡Estoy calmado, joder!
-Lo que tú digas.
-Yo no sé lo que viste-dijo, volviéndose hacia mí-Pero yo no le hice nada. Es más, estaba tratando de protegerle.
-¿Protegerle? ¿Protegerle de qué?
-¿Y eso qué importa ahora? Dime lo que quiero saber.
-¿Y cómo me garantizas que, después de que lo haga, me dejarás con vida? Antes has mencionado querer matarme…
-Y lo haré como no me digas de una maldita vez lo que te he preguntado.
-Niall…
-¡Cállate, Zayn!
-Garantías-dije, chascando la lengua-Necesito garantías de que viviré.
Con todo esto estaba tratando de ganar tiempo para que mi hermana llamara a la policía, que es lo que yo haría, me buscaran y encontraran.
-Está bien. Te doy mi palabra de que te dejaré vivir.
-No me lo creo.
Se inclinó sobre mí como si fuera a golpearme, pero luego se lo pensó mejor y no lo hizo.
-No, Niall…Recuerda tu promesa, recuérdala…-se dijo a sí mismo.
-¿Qué promesa?-pregunté.
-¿Y eso a ti qué te importa? Vamos, responde a mi anterior pregunta.
-¿A cuál? ¿A la de “y eso qué importa ahora”?
Niall resopló.
Estaba empezando a agotar su paciencia.
-Me estoy intentando controlar-le dijo a los otros chicos-Pero me lo está poniendo muy difícil.
Mientras tanto…
Mientras perseguía a los chicos, uno de los tres resbaló y cayó al suelo.
Los dos no se molestaron en esperarle y siguieron corriendo.
Claudia se paró, sabiendo que no podía alcanzarles.
-¡Tú!-dijo, acercándose al chico que a duras penas se levantaba del suelo-¡¿Adónde os habéis llevado a mi hermana?! ¡Malditos seáis! ¡Llevadme con ella!
Y le empezó a golpear, dándole manotazos, puñetazos y patadas.
-¡Ah, ah! ¡Para, para!-dijo el chico.
-¡No pararé hasta matarte cómo no me lleves con mi hermana!
-¡Vale, vale! ¡Lo haré, pero no me mates, deja de golpearme!
-Más te vale, sino, lo haré.
-Cuánta agresividad, joder.

-Te lo preguntaré una vez más. ¿Qué sabes de Vladimir?
-No diré nada hasta no volver con mi hermana-dije.
-¡Cris!-dijo esta, apareciendo de la nada y tirándose al suelo a mi lado, abrazándome.
Tras ella, apareció el chico que faltaba.
-Lou, tío… Se supone que tenías que distraerla-dijo el chico rizos.
-Tuve que traerla. ¡No paraba de pegarme y temí por mi vida!
-Bueno, da igual-dijo Niall.-Ahora estás con tu “hermana”-dijo, imitando mi voz con tono burlón-Así que dime lo que quiero saber.
-¿El qué?-preguntó mi hermana.
-Vladimir. Decidme todo lo que sepáis de él.
Nosotras les contamos la historia que nos contó el abuelo con todos los pelos y señales que recordábamos.
-¿Y no sabéis nada más?-preguntó Niall al final.
-No, te lo prometo. El abuelo no nos contó nada más.
-Hum… Vale.
-¿Y vosotros por qué estáis interesados en Vladimir?-preguntó Claudia.
-¿Y por qué habéis liado todo esto sólo por una historia?-pregunté yo.
-Eso a vosotras no os importa.
-Sí, sí que nos importa, dado que parece que nuestro abuelo ha muerto a raíz de esa historia-dije.
-Por ahora no podemos contaros nada-dijo un chico que estaba al lado del ricitos.
-Vais a tener que confiar en nosotros-añadió Niall.
-Claro, confiaré ciegamente en alguien que quería matarme…-dije, sarcásticamente.
-Créeme, aún me estoy planteando el hacerlo.
-Pero no lo harás-dijo Zayn.
Él y Niall se miraron y luego este último desvió la mirada, aunque no dijo nada.
-Creo que este no es momento ni lugar para hablar de esto-dijo el chico que estaba al lado del rizos.-Deberíais volver a casa-dijo, dirigiéndose a nosotras-Por vuestro propio bien.
-Os acompañaremos. Vamos por el coche, Lou-dijo el chico rizos, bajándose del tronco del árbol.
-Pero si no hace falta-dijo mi hermana-Vivimos a un tiro de piedra.
-Da igual-dijo Niall-Toda protección es poca.
-¿Protección? ¿Contra qué?
Mas no me contestó.
-Vamos, levantaos del suelo.
Y me tendió una mano.
Le miré.
¿Debía cogerle la mano a alguien que debatía la posibilidad de acabar con mi vida?
Antes de que mi mente respondiera a la pregunta, yo ya lo había hecho.
Tenía la mano helada.
-Y ahora caminad, delante nuestra.
Me molestaba que fuera tan borde.
¿Qué le habíamos hecho nosotras para que él se portara así?
Nos escoltaron hasta un coche negro.
-Entrad.
Así lo hicimos.
Dentro del coche estaba Harry y Louis, que conducía.
Ellos no subieron.
-Bueno… Pues os llevaremos a casa-dijo Harry, que se había girado para mirarnos.
Nosotras respondimos con un gruñido.
Una vez que el coche se puso en marcha, me crucé de brazos, cabreada y un poco bastante asustada aún por lo que había vivido, y me puse a mirar por la ventana.
Si no fuera porque era totalmente imposible, diría que había visto a Niall correr a toda velocidad al lado del coche.
Pero no había persona humana que pudiera correr tanto, ¿no?
Miré por la ventana del lado de mi hermana y creí ver al otro chico, Liam, creo recordar que le habían llamado, corriendo al lado del coche.
¿Qué estaba pasando aquí?
Louis aparcó enfrente de nuestra puerta.
-Bueno pues… Un placer haberos conocido.
-Gracias por traernos-fue la única respuesta que dimos.
Al cerrar las puertas, se fueron y nosotras entramos en casa.
Nuestra madre nos preguntó por qué habíamos tardado tiempo.
Le dijimos que habíamos necesitado tiempo para nosotras mismas.
Esa noche…
Estaba tumbada en mi cama.
Mi cuarto estaba totalmente a oscuras.
Intentaba dormir, pero no lo conseguía.
Afuera llovía.
En la oscuridad del cuarto veía aquellos ojos  azules que me habían mirado con esas ganas de matarme, de hacerme desaparecer del mundo.
Me aterraban, pero a la vez me fascinaban.
¿Cómo algo tan bello podía ser tan mortífero?
Oh, Cris, olvídalo. Te estás comportando como una completa idiota. Ese chico lo más seguro es que fuera un chalado, un friki de esos de los vampiros y hoy él y sus amigos nos habían gastado una broma. Muy elaborada, cierto, pero una broma al fin y al cabo.
Pero no podía sacarlo de mi mente.
Ni a él ni a las marcas en la muñeca del abuelo.
¿Qué serían?
Harta de dar vueltas y no poder conciliar el sueño, me levanté, me dirigí a la ventana y la abrí.
Llovía a cantaros.
Me apoyé en el marco de la ventana y miré el bosque.
Entonces, vi algo que me llamó la atención.
En el árbol que estaba a un par de metros de casa, había alguien subido a una rama, sentado en ella.
Esforcé la vista para ver quién era, pero estaba demasiado oscuro para distinguir nada.
Entonces, un rayo iluminó largamente la noche y me permitió conocer la identidad de la persona.
Ahogué un grito al ver que se trataba de Niall.
Era él, estaba mirando hacia mi ventana y chorreaba agua.


¡Bueno, gentes! Pues aquí va el primer capítulo de esta novela, la cual escribimos Styles One Direction (que escribió el prólogo) y yo, Cris Vila Jb, que escribí este capítulo. Escribiremos un capítulo cada una, supongo. Para cualquier crítica, comentario o whatever, please, un comentario o si desea contactar con nosotras para matarnos (o cualquier otra cosa, como una sugerencia para la novela...) puede decírnoslo por nuestros Tuentis, cuyos nombres puse al principio de este comentario. ¡Gracias por leer y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte! (?)
Att:Cris Vila Jb

lunes, 18 de junio de 2012

Prólogo


Prólogo

-Abuelo, ¡ya estamos aquí!
Cris y yo entramos gritando por la puerta de casa del abuelo, hacia como una semana que no íbamos, y se echaban de menos las historias sobre vampiros y cosas similares del abuelo. Lleva contándonos historias así desde que nacimos, se podría decir, que hemos vivido con ello.
-¿Qué os he dicho de venir solas?
Dijo, mirando con entusiasmo tras la ventana. Últimamente, cuando veníamos, siempre hacia lo mismo, siempre estaba mirando por la ventana, con preocupación.
-Abuelo… somos mayores-Replicó Cris
-Nunca se es bastante mayor para andar a solas por estos bosques, no son nada seguros, niñas.
Nos revolvió el pelo a ambas, como siempre hacia y nosotras resoplamos, el abuelo rió. A sus 90 años, era un hombre apuesto, que siempre estaba de buen humor. Pero desde que murió la abuela, había estado algo mas… raro.
-¿Hoy nos contarás alguna de tus historias, abuelo?
Dije yo, con entusiasmo. Adoraba las historias del abuelo, sin duda, eran de lo mas entretenidas, e irreales.
-Solo si vosotras queréis.
Ambas asentimos entusiasmadas, el abuelo se levantó del sillón, emitiendo un sonido, molesto, para los oídos. Ese sillón de cuero negro, y viejo, que tenia mi abuelo en el salón, no me traía buenos recuerdos. Recuerdo, que, de pequeña, con tan solo unos seis años, me puse sobre ese sillón, y… empecé a bailar, total, que se me enganchó el pié. Vete tú a saber dónde, y me caí, me di en la cabeza, y me pusieron grapas. No he sido un angelito, que digamos.
El abuelo se acercó a la ventana, mirando a través de ella, como solía hacer. Pero esta vez se quedó un poco más de tiempo de lo normal, simplemente, mirando hacia el bosque.
Cris me miró y se encogió de hombros.
-Abuelo, ¿Qué haces? -Preguntó
El abuelo desvió su mirada de aquella ventana, era un dia de viento, de mucho viento. Se acercó a nosotras, serio.
-Miraba, vigilaba si había algún vampiro ahí fuera, dispuesto a comerse a las mejores nietas del universo -Bromeó, nosotras reimos- Voy a por unos ajos, no tardo.
El abuelo salió del salón, y Cris y yo nos quedamos allí, sentadas, al lado de la hoguera, que no venia nada mal. Ya que era invierno, y hacia frio. Me levanté, y fui a la cocina, junto a mi abuelo.
-Dile a Cris que venga, rápido -Me ordenó
Así lo hice, volví al salón, pero Cris no estaba. ¿Dónde se había metido?
-Abuelo, Cris, no está-Dije
Mi abuelo se giró, mirándome con los ojos abiertos como platos, tras esas gafas típicas de hombre mayor que todos los abuelos del mundo tienen.
-Ve a buscarla.
Salí de la cocina y volví al salón, había un poco de sangre en la alfombra, me asusté. Me asusté mucho.
-¡Cris! -Grité
-¡Estoy aquí!
El baño, su voz venia del baño. Entré corriendo y la vi, limpiándose la mano bajo el grifo.
-¡Que susto!
-¿Por qué? Solo es que me corté con una hoja, nada mas.
Solté una risilla, no se podía ser más tonta, no se podía. Volvimos ambas al salón, donde el abuelo ya había colocado ajos por todas las ventanas posibles.
-¿Dónde estabas, hija?
Cris rie y nos sentamos ambas en el mismo sitio de antes, junto a la hoguera, con las piernas a lo indio, frente a nuestro abuelo, que se acomodaba en el sillón. Dispuesto a empezar otra de sus historias.
-Pues veréis, niñas -Empezó- Esta es la historia, la más horripilante que vais a oír en toda vuestra vida. Todo empezó hace muchos, muchos años atrás, aquí mismo, en el bosque. Vladirmir , el primer vampiro de la historia, del que ya os he hablado antes.
-¿El que mató a el campesino que no quiso darle sus gallinas? -Preguntó Cris
-Ese mismo, pues él fue el que empezó todo, aquí. Empezó una de las hermandades de vampiros más grandes, y se convirtió en un hombre, respetado por todos. Tenia a los campesinos en su mano, y el rey, el rey no decía nada, por miedo a que le matara. Entonces, un dia de luna llena-Miró por la ventana- Como el de hoy, o peor. El hombre salió de su cueva, por la noche, a la caza. Atravesó este bosque, que entonces, tenia muchísimos más arboles, y era mucho más complicado atravesarlo de lo que es ahora. -Mi abuelo paró un momento y suspiró- Entonces, se cruzó con la princesa, y se enamoró de ella, sin pensarlo dos veces, la siguió. La chica, muy asustada, empezó a correr, con tan mala suerte, que cayó por un barranco que había cerca de su casa. Él, corrió todo lo que pudo hacia aquel lugar y logró cogerla.
-Que terrorífico -Bromeé
-Shh -Dijo mi abuelo sonriendo, pero pronto se volvió serio otra vez- Y la chica, estaba toda llena de rasguños, y sangre por todas partes, el intentó controlarse, y al principio pareció controlarse.
-Esto empieza a ser emocionante -Dijo Cris
-No me interrumpáis más, niñas-Dijo mi abuelo, de repente, se oyó un ruido extraño, en la planta de arriba. Cris dio un salto y se tiró encima mia. Ambas teníamos muchísimo miedo. -No os preocupéis, iré a ver que es -Dijo mi abuelo poniéndose en pie
Salió del salón, cerrando la puerta a sus espaldas.
-Cris, tengo miedo -Dije abrazandola
-Yo también Clau-Respondió
Poco después oímos una risilla, esa risilla de mi abuelo. Entró en el salón y se volvió a sentar en el sillón. Emitiendo ese extraño sonido, otra vez.
-Era solo el gato -Cris y yo nos miramos, avergonzadas- Entonces, el chico se enamoró, estuvieron quedando varios días. Pero ella solamente quería ser su amiga. Y desde entonces, todos los chicos que veía demasiado cerca de Christine, morían atacados por una bestia que nadie sabia que era. En efecto, era él, que por la noche, los mataba a todos ellos. Al principio, creyó que podría con ello, que solo mataría a los que se le acercaban, pero con el tiempo no podía controlarse. Necesitaba una dosis muy grande de sangre, dia a dia -Mi abuelo estaba serio, mas serio de lo normal, cuando nos cuenta sus historias.- Y terminó por matar a medio pueblo. Al final, la chica terminó por enamorarse de él, pero cada vez que estaban juntos, el intentaba morderla, pero al final, terminaba por resistirse. -Se volvió a pausar.
-Vamos, abuelo, no pares ahora-Dije
De repente, una bocanada invadió la casa de mi abuelo, y las ventanas se cerraron de golpe. Cayendo al suelo algunos de los manojos de ajos. El abuelo abrió bien los ojos, y lo mas rápido que pudo, se levantó para volver a colocar los ajos en su sitio. Cris y yo mirábamos divertidas la escena, mi abuelo estaba ya mayor para ese tipo de cosas.
-La chica, terminó sabiendo lo que él realmente era, pero no le importó, es mas… decidió que quería ser como él, para estar juntos, para siempre.
Cris y yo soltamos un pequeño ‘’Awww’’
-Pero no salió bien, en una noche de Luna llena, que es cuando se puede convertir una persona en vampiro, el Vlademir, se fue con Christina a una montaña cercana al bosque. Creyendo que seria mas eficaz. Ella estaba nerviosa, y cuando llegó el momento de la verdad. Se desmayó. Él aprovechando que se había desmayado y no podía echarse atrás. La mordió, en la cadera, aún no se sabe porqué decidió ahí. El caso es que no funcionó, la chica murió al acto, no se volvió a despertar de aquel tonto desmayo, que la había condenado a la muerte. -Cris y yo nos miramos, muertas de miedo. Era una tarde fría en pleno invierno. De mucho viento y niebla espesa. No ayudaba. - Y desde entonces, se dice que el alma de aquella chica ronda por los alrededores, sin paz.
-Jope abuelo,¿ y como pretendes que durmamos ahora? -Pregunté
-También dicen que Vladimir, se volvió loco, mataba a todo el que se interponía en su camino. Haciendo así, aún mas grande la hermandad.