Me desperté y miré por la ventana, ya no
llovía, y la tormenta parecía haber cesado. Me levanté de la cama y miré mi móvil, tenía
un mensaje de texto. No le presté atención y fui a lavarme la cara, realmente
así parecía un monstruo. Llegué al baño y me miré en el espejo, a pesar de
tener el pelo liso, aquella noche parecía haberse vuelto loco, y haber decidido
coger el aspecto del pelo de un león. Me
hice una coleta, y me lavé la cara y dientes, supongo que es una manía lavarme
los dientes nada más levantarme. Volví a mi habitación y esta vez sí miré el
mensaje.
‘’Buenos
días, Claudia. ¿Has dormido bien? -Sonreí- Yo… bueno, me preguntaba que si
querías quedar esta tarde, para ir a dar una vuelta, ya sabes… con los chicos,
y tu hermana. Dime, ¿Qué te parece? Esperaré tu respuesta. Xx’’
Era el
chico de rulitos, Harry. Habíamos intercambiado los teléfonos mientras
estábamos en la cocina, era un chico realmente guapo, y cariñoso.
-FLASHBACK-
-Puedes
acercarme ese bol, ¿por favor? -Dije.
-¿Me darás
tu número si lo hago? -Preguntó mientras se acercaba para cogerlo.
-¿Intentas
ligar conmigo? -Dije riendo- ¿Así?
-No, no
-Dijo nervioso, a lo que reí- Es solo… para, ya sabes, no venir a invadir tu
casa otra vez.
-Ah… ¿Qué
vais a venir más?
Bromeé,
ambos reímos.
-FIN
FLASHBACK-
‘’No
tenemos ningún plan, creo. O sea, que sí, supongo que podremos quedar, luego
hablaré con mi hermana, a ver qué dice ella. Xx ‘’
Dejé mi
móvil encima de la cama y bajé a desayunar. Mis padres, para variar no estaban.
Cris estaba allí, haciendo el desayuno, como solia hacer todas las mañanas.
-Buenos
días, hermana -Dije al entrar en la cocina.
-Buenos
días -Respondió.
-¿Qué
desayunamos?
Ella me
miró y sonrió.
-¡Tortitas!
Se puso a
saltar por la cocina casi gritando. Mientras yo reia.
-¿De dónde
te las has sacado? Mamá nunca nos deja tomar ese tipo de cosas.
Cris me
miró sonriendo, levantando y agachando sus cejas. Yo empecé a reirme.
-He ido a
comprarlas, esta mañana. Mamá y papá ya no estaban, y he aprovechado para hacer
tortitas. -Dijo mientras terminaba de hacerlas- Esto ya está. Saca algo de
sirope, ¿no?
-¿También
has comprado sirope? -Pregunté- Dime que es de chocolate, por favor, por favor.
Mi hermana
me miró casi riendo y asintió.
-¡Bien!
Ambas
reimos y me levanté para coger el sirope.
-¿Dónde lo
has dejado?
-Lo he
guardado en la despensa, en el segundo
estante.
Entré en la
despensa, y tal y como mi hermana lo había dicho, ahí estaba el sirope. Lo cogí y salí a la cocina. Cris ya estaba
sentada en la mesa. Con el plato de tortitas encima de la mesa, acompañado de
dos chocolates calientes. A eso lo llamo yo, un buen desayuno.
-Dios… si
mamá nos viera.
Comentó mientras
ponía un poco de sirope en su tortita.
-Nos
mataría.
Tomé un
sorbo de mi chocolate caliente y le robé el bote de sirope.
-Esto es
vida, hermana. -Dije- Por cierto, el
chico de ayer, Harry -Seguí, algo nerviosa- Me ha dicho que si quedamos esta
tarde… ya sabes, con ellos.
-¿Y cómo te
lo ha dicho? -Preguntó levantando una de sus cejas.
Yo sin
quererlo, me sonrojé.
-Bueno…
ayer, nos dimos los números de teléfono…
Sonreí.
-Ah,
entiendo. No perdisteis el tiempo, ¿verdad?
Sonrió
ampliamente.
Corté un
trozo de tortita y lo comí.
-¡No!
-Dije-¿Cómo iba…? No, Cris.
Sentencié.
-Ya… ya,
bueno-Dijo.- Tú y yo tenemos algo que hacer hoy, si hemos terminado esta tarde,
quedaremos con ellos.
-¿Qué
tenemos que hacer?-Pregunté.
-Nos vamos
a investigar. Termina de desayunar y sube a cambiarte.
Metió su
plato junto a la taza del chocolate en el lavavajillas.
-¿A
investigar?
Mi hermana
asintió.
Subió a
cambiarse y más tarde lo hice yo, cuándo ya hube terminado de desayunar. Me
puse unos jeans vaqueros, junto a unas botas marrones, una camisa blanca y un
abrigo marrón, también.
Bajé y me
miré en el espejo del hall.
-Parezco un
demonio.-Me dije. - Ahora vuelvo, Cris.
Subí otra
vez y me arreglé un poco la cara y pelo.
Volví a
pasar y repetí la misma acción.
-Pasable.
Mi hermana
llevaba también unos jeans, rojo granate, en su caso. Unas bailarinas de color negro,
y un jersey blanco roto.
Salimos de
casa y fuimos andando. Yo no sabía a dónde iba, pero mi hermana sí.
-¿Dónde
vamos?-Pregunté.
-Ya estamos
casi… tranquila.-Dijo- Vamos a la biblioteca dónde iba siempre el abuelo, a
investigar.
-¿O sea, a
esa de allí?
Señalé la
esquina de la calle de en frente.
-Sí, a esa.
Ambas
anduvimos por la calle hasta la puerta de la biblioteca.
Nos paramos
en esta, era… la puerta era enorme, y de color marrón. Sin duda, era una
biblioteca vieja, muy vieja. Cris me miró y sonrió, pese a ello supe que tenía
miedo. Llamadlo presentimiento de hermanas, si queréis. Cris, abrió la puerta,
que emitió un gruñido, extraño. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al entrar
en aquella biblioteca. Era fría, fría y oscura. Respiré el aire espeso y húmedo
de aquella extraña biblioteca y miré a mi hermana de nuevo. Esta estaba casi
tiritando a causa del frio.
Miré hacia
recepción y pude ver a un chico, de poco más de 20 años, mirándonos con los
ojos como platos. Cómo si de fantasmas se tratase. La chica a la que estaba
atendiendo, al ver que el chico parecía no tener intención de moverse, ni de
prestarle atención, decidió pasar su mano varias veces por la cara de éste.
-¿Me oyes?
¿Tenéis ese libro, o no?
El chico
hizo caso omiso al comentario de la señora y , torpemente, salió del mostrador
y nos siguió. Mi hermana y yo ya andábamos por los pasillos de la biblioteca,
buscando los libros que nos interesaban.
-¡Aquí
está!
Mi hermana
señaló una estantería enorme. Dónde
había una placa que ponía ‘’Vladimir, el vampiro.’’ A lo alto de la ésta.
-¿Tan
importante era este señor?
Mi hermana
se encogió de hombros.
Empezó a
ojear libros por la estantería, había infinidad de ellos. En lo que vino el
chico.
-¿Necesitáis
algo?
Parecía
nervioso.
-No, no te
preocupes, nos apañamos solas.
Sonreí.
Él chico
desapareció con prisa, qué raro.
-Toma, tú
este.
Mi hermana
me lanzó un libro, muy grueso.
-¡Esto es
interminable!-Me quejé.
-Lee, y
calla.
Empecé a
leer.
‘’El
comienzo’’ Así se titulaba aquel libro interminable.
-Escucha
esto.
Miré a mi
hermana.
-Se dice,
que el famoso Vampiro Vladimir, conocido por todo el mundo ha estado
deambulando durante siglos por todo el mundo. Según cuentan, todo empezó cuando
el vampiro se enamoró de una bella princesa, en la ciudad de ‘’ Sanguine et os’’, actual Londres. El joven Vladimir, intentó que la chica pasara
del mundo mortal, a ser inmortal, como lo era él. Pero no salió como
querían…-Empezó.
-La
historia del abuelo…
No podía
creerlo, tal vez el abuelo no había inventado esa historia. Tal vez la había
sacado de ahí, del libro donde ellas estaban leyendo en ese mismo instante.
-El
vampiro, no sé resistió, y, siguió por todo el mundo, matando a todo ser que se
interponía en su camino, y, enamorando a todas las chicas, que, según él, eran
reencarnaciones de su amada Christine.
-Esto es una
completa locura, Cris. ¿Qué es todo esto? ¿Es de verdad?
-No lo sé.
Pero mira esto.
-Normalmente,
todas las chicas quién el famoso vampiro ha considerado reencarnaciones de su
amada han sido llamadas como ella, Christine, Cristina, o en cualquier otro idioma.
Pero un mismo nombre.
Mi hermana
me miró, y pude ver el miedo en sus ojos.
-Eso son
chorradas, Cris.
Intenté
tranquilizarla, pero incluso yo temía por aquello.
-No termina
ahí. Aquí dice’’ Lo peor de todo, es que todas aquellas chicas indefensas, de
alguna forma u otra, terminaron enamoradas de él, y, más tarde, muertas.’’
-Cris, ¿y
tú te crees eso? ¿En serio? Venga, vamos a casa, no deberíamos haber venido…
Ambas nos
levantamos y nos dirigimos a la puerta, el chico de antes seguía mirándonos,
mirándonos fijamente. Daba miedo. Era alto, de ojos azul claro y tez pálida. Acompañada por un pelo rubio
platino que hacía resaltar sus ojos, y su palidez. Salimos de la biblioteca y
el chico siguió mirándonos a través del cristal.
-¿Sabes que
me apetece hacer?
Aquello me
sacó de la cabeza al chico ese, al fin.
-Si no me
lo dices, no.
Ella sonrió
y me cogió del brazo, empezó a correr arrastrándome consigo.
-¿Dónde
vamos?
Ella me
miró sonriendo.
-De
compras.
Y paró de
correr. Compras, sonaba bien. La cogí del brazo y esta vez la que la arrastró
fui yo.
Mi hermana
rió y seguimos corriendo un poco más como si de cabras se tratase. Hasta que
nos cansamos, quedaban menos de cinco minutos para llegar al centro comercial.
Llegamos
allí y nos metimos en todas las tiendas que pudimos, mi padre, no sé ni cómo,
nos dio permiso para usar su tarjeta de crédito. Pobre ingenuo. Mi hermana y yo
corríamos por todas las tiendas, cargándonos de ropa en cada una de ellas.
-Primero me
toca a mi.
Empecé a
coger ropa y tirársela a mi hermana, cogiendo de todo, desde unos shorts de
esos que se te ve medio culo, hasta un abrigo. Mi hermana casi se mata, ya que
por el exceso de ropa que sujetaba en sus brazos no veía.
-Vamos al
probador.
La cogí por
la espalda y empecé a guiarla, al llegar al probador la chica nos miró raro.
-¿Cuántas
prendas lleváis?
Yo miré a
mi hermana, que se encogió de hombros.
-Muchas.
La chica
soltó una risita, pero se calmó en seguida.
-El máximo
son seis.
Mi hermana
hinchó los mofletes y me miró como si quisiese matarme.
-Déjanos
pasar, por favor, antes de que mi hermana muera.
La chica se
encogió de hombros y nos dejó entrar.
-De esto no
se entera nadie, eh.
Mi hermana
y yo asentimos y nos metimos en el probador. Como usábamos la misma talla ambas
empezamos a probarnos ropa.
-¡Este
pantalón me lo quedo yo!
Mi hermana
estaba intentando robarme un pantalón que yo había empezado a ponerme.
-¡Me vas a
tirar!
Y en
efecto, caí al suelo, mi hermana me robó el pantalón y se lo puso.
-¿Ves? Mio.
Yo la
fulminé con la mirada. Terminamos de probarnos todo lo que teníamos y salimos
del probador. Con más de diez prendas cada una en la mano.
-¿Te vas a
quedar todo eso?
Yo asentí.
-Yo
también.
Ambas
reimos y nos acercamos a la caja. Ambas pagamos y salimos de allí cargadas de
bolsas.
-¿Te queda
alma para más?
Mi hermana
asintió. Entró corriendo en otra tienda, esta vez de belleza.
-Necesito
un perfume.
-Yo
también.
Empezamos a
rebuscar entre los perfumes.
-Mira este.
Mi hermana
me tiró un poco de perfume y creí que moría.
-Huele a
abuela, ¡bgg! ¡Es horroroso!
Ambas
reimos y seguimos con nuestra búsqueda.
-Yo quiero
este.
‘’Aqua di
joia’’ Un perfume genial. Fresco, y ligero. Como a mi me gustan.
-Uhm… yo,
creo que me cogeré ‘’Blue’’ como siempre.
Pagamos
también los perfumes y salimos de la tienda.
-¿Y ahora?
-Ahora nos
vamos a comer, ¿no?
Ambas
sabíamos que necesitábamos eso, mucho. Un dia de compras, entre hermanas. Ir de
tienda en tienda hasta no tener alma para más.
-¿Dónde
comemos?
-Uhm…
Vi un
restaurante el cual ambas amábamos.
-¿Nando’s?
Cris empezó
a reir.
-¿Hoy es el
dia de hacer las cosas prohibidas, cierto?
Entramos al
restaurante y nos sentamos en la primera mesa de dos que vimos. Dejamos el
montón de bolsas en el suelo y empezamos a mirar la carta.
-¿Ya sabéis
que queréis?
Un chico
muy guapo, de nuestra edad, un poco más se nos acercó para que pidiésemos la
comida.
Le dijimos
al chico lo que queríamos y diez minutos después ya lo teníamos todo.
(…)
-Estaba
todo genial, como siempre.
Salimos del
local y nos volvimos a mirar.
-A la
última, venga.
Entramos en
otra tienda y repetimos la misma acción, pero esta vez, la que cargaba con la
ropa era yo. No cogimos tanta, y nos dirigimos a los probadores.
-Has cogido
pantalones de todos los colores, hija mia.
Mi hermana
cogió uno y se lo probó.
-Es que,
quedan perfectos, ¿no?
Seguimos
probándonos ropa como por la mañana y fuimos a pagar. Delante de nosotras había
un chico alto, de tez palida y pelo rubio platino.
Era él.
Se dio la
vuelta, y en efecto, el chico de la biblioteca. Pero, ¿qué hacia él ahí? ¿En
una tienda de ropa solo de mujeres? Y… lo más importante y extraño. En la caja
para pagar, sin ninguna prenda de ropa.
Sonrió
nervioso y salió corriendo de allí.
-Qué guapo
es ese chico, Dios.
Miré a mi
hermana extrañada.
-Se parece
a Niall…¿no?
Ella se
puso nerviosa, la había pillado.
-No, no se
parecen en nada, este es muchísimo más guapo.
-Y raro.
-Y no ha
intentado matarme, que es lo importante.
La chica de
la caja nos llamó.
-¿Tenéis
pensado pagar?
‘’Borde’’ Pensé.
-Sí, claro,
perdón.
Pagamos y
salimos de la tienda. Otra vez él. Estaba apoyado en la barandilla, mirando a
algún sitio perdido de todo. Que chico más raro.
Se dio la
vuelta, y al vernos, se fue con prisas otra vez. ¿Pero de qué coño iba todo
eso?
-Volvemos a
casa, ¿no?
-Sí.
Y así lo
hicimos.
PERDOOOOOOOOOOOOOOON, Siento haber tardado taaaaaan sumamente mucho. Lo siento, pero últimamente mi casa es la academia de ballet y pfffffff. Pero bueno, ya está aquí :) ¡Disfrutad!
Att: Claudia Styles (Styles One Direction)
Creo que con las prisas te equivocaste con el titulo :S Este ya es el cap. 4 :)
ResponderEliminarUuuh, es verdad. Mea culpa, lo siento :) Gracias por decirmelo cariño :)
ResponderEliminarLa espera merece la pena. Estoy enganchadisima, me encanta de verdad! Esperando al siguiente *_* lots of love xxx
ResponderEliminarMuchas gracias cariño :)
EliminarHola, bueno, lo primero esque vuestra novela me tiene totalmente enganchada, me encanta, lo segundo esque he empezado una novela nueva y aun tengo pocos lectores, os la dejo aqui y os importaria hecharla un ojo? Graciasss http://iwouldhaveneverletyougo.blogspot.com/2012/07/moments-1.html?m=1 un beso, Isa.
ResponderEliminar